Estas tardes primaverales me hacen rememorar.

Evoco aquellas primaveras tan sublimes.

Recuerdo el degrade de hermosos sentimientos.

Esos sentimientos que me torturaban despierta.

Me invadían los sueños viviendo a pleno ese amor demoledor.

Fue una primavera cuando ese amor me robo la tranquilidad.

Me sometió a un carrusel de experiencias deliciosas.

Era prisionera de ese enamoramiento.

Carcomía mi alma dejándome a su merced.

Viví a la deriva días, meses, tres años.

Hoy después de tanto tiempo,

añoro el despliegue de las sensaciones,

¡me hacían vibrar!

Mi vida era un vaivén incansable de maravillosas experiencia.

Nunca sabia que me depararía.

Solo atinaba a disfrutar engolosinada.

Asumiendo que era un regalo,

que no lo debía desaprovechar.

Llego mágicamente hasta que desapareció.

Rememoro con nostalgia.

Ese amor incomprensible que supo iluminarme.

Viaje por el mundo cruzando océanos.

Amanecí entre los brazos que me cobijaban con cariño.

Me refleje en unos ojos que me miraban,

con confianza, con ternura, con amor.

Mágicamente desapareció.

CAL.COR