Hola, estoy en proceso de publicación de un libro de cuentos, me harías un inmenso favor que si encuentras algún error o si tienes algún comentario, me lo hagas saber, desde ya muchas gracias : )
El vegetal nocturno
Erguido en su único pié se sostenía en la oscuridad nocturna, la luna estaba propicia, llena de luz blanca salió detrás de las lejanas cumbres para regalarse a los seres de la noche.
Avanzó lentamente por el terreno mutando a la noche como si se tratase de un nacer, hasta que llegó por fin al vegetal nocturno y lo inundó por completo. Brillaba este como con luz propia y mostró con esto, su belleza única a las plantas colindantes que dormían plácidamente. En eso, un joven litre despertó y se percató del extraño espectáculo que presenciaban lo que podríamos llamar sus ojos, y exclamó:
—¡Pero que es eso!, si ayer me fijé en ese vegetal inocuo confundiéndolo con maleza, y ahora que nadie lo ve, muestra por completo su belleza —dijo con rítmica voz.
—Es un vegetal nocturno le respondió flojamente un litre vecino de más edad que despertó al escuchar el comentario del joven litre.
—¿Un vegetal nocturno? Muy bello espécimen y muy curioso por lo demás, nunca jamás escuché hablar de una planta con semejante nombre, no vaya a ser que lo arranque de cuajo, la mano del hombre —replicó el de menor edad.
—Tiene usted la razón, jovenzuelo, note usted que este vegetal es muy extraño y como recién dijo, de día pasa por maleza, pero solo cuando le llega la luz de la luna llena, se anima a mostrar sus bondades, las que pueden deslumbrar a cualquiera que por primera vez lo mire y más aun, no deja de conmover al que ya lo ha visto por años.
—Es realmente hermoso este desconocido vegetal, presumo que no es comestible, de lo contrario lo engulliría el ganado como al pastizal —prosiguió el joven ávido por hacer notar su inteligencia.
—Así parece, me he fijado que las vacas ni lo huelen —respondió el viejo y tras esto, observó movimientos a lo lejos y comentó —Mire compañero, me parece que viene un burro, anda pastando diría yo. A ver si se nos acerca para comprobar su teoría —y después de decir esto comenzaron a atraerlo con un particular silbido que solo los litres pueden emitir.
Efectivamente, un burro disfrutaba del potrero para él solo, ya había terminado de pasar boca por el pastizal y ahora se dirigía cabeza gacha por las malezas y otras hierbas menos cotizadas.
—¡Se acerca cada vez más! —exclamó el litre más longevo mientras el joven seguía silbando hasta que el burro cogió camino hacia el vegetal nocturno, por lo que decidieron cesar el silbido y pasar a la expectativa.
Ya no faltaba nada, los litres no aguantaban más por saber que pasaría, la curiosidad los tenía absortos ante el acontecimiento que estaba a punto de suceder y se lo comió …así sin más. El burro, que no acostumbra valorar belleza alguna, trituró sin miramientos al hermosa vegetal, el que se deshizo en su boca y fue tragado junto con las malezas del pastizal.
Los litres quedaron atónitos frente a tan vil espectáculo, cómo era posible que un animal no respetara la vida de un espécimen tan hermoso.
—Crimen tan horrendo no imagino, ojalá te charqueen, burro asesino! —gritó indignado el joven litre y estirando sus ramas, golpeó el anca del animal que salió despavorido rebuznando sin control directo al sembrado hasta que los ruidos despertaron a los perros y estos con sus ladridos al amo quién asomándose por su ventana, observó como el burro estropeaba toda la siembra y la cosecha de la semana.
—Burro de mierda, mañana mismo te llevo al matadero, hijoputa! —gritó el amo enfurecido al ver como se iba por la borda el empeño y sacrificio puesto en su trabajo.
Al otro día acabó la vida del animal. Terminó degollado en la manos del matarife que trozó su carne en finas capas y, tras hacerlas charqui, las vendió en el mercado del pueblo.
Los que sedujeron y permitieron que el torpe burro se acercara envuelto en gula al noble vegetal y que especularon con su muerte solo para ver si era cierta la teoría o quizás qué, esos mismos litres cómplices del desastre, fueron galardonados por sus compañeros por crear una comisión que se encarga hasta el día de hoy, de recordar al desaparecido y pocas veces visto vegetal nocturno.
Termina aquí esta historia, irónica y desprovista de héroes, en la que prevalecen los cínicos como en la vida real, por culpa de los burros, que se dejan dejar.
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