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No se murió el amor parte 1

Eso era lo principal, no se murió el amor. Para Sheila y Nacho, las cosas no han ido del todo bien.
Nacho, un hombre serio, pero sumamente amoroso, cariñoso y que no tiene ningún problema para demostrar su amor por su novio, Alan era otra cosa. Aunque ya habían pasado algunos años de que Alan se había aceptado a sí mismo. No sabía demostrar su amor al cien por ciento y no por no amar a Nacho, es un poco más reservado, serio, callado y tímido, tiene una dulce sonrisa, su rostro refleja honestidad, galanura y ternura, que atiende a sus pacientes en su consultorio de psicología a los que aconsejaba que vivieran al máximo mientas que por dentro de escondía un hombre inseguro, con ideas arraigadas y difíciles de tratar, un hombre que no soporta el desorden, y su único rol en la cama es el de recibir amor, es pasivo, lo que ha causado algunos problemas en la dinámica de la pareja en la cama porque a Nacho le gusta estar flojito y cooperando y a Alan también le gusta abrir las piernas, parar el culo y gozar de la noche.

La que estaba metida en problemas era Sheila. Su vida junto a Eliseo era buena, tenía todo, lujos, amor, atención, pero en la cama ya no era lo mismo. Con el paso del tiempo, Sheila se cansó de vivir lo mismo todas las noches, era el mismo sexo, ella encima de él. Eliseo gemía, ella gemía, se besaban, él era un poco tierno y ya. No pasaba nada más.

Por su parte, Gael fue un niño criado con mucho cariño, sabe perfectamente que a quién él eligió como papá es gay y tiene un novio. El joven no tiene ningún problema con ello, tampoco tiene problema con saber que su madre trabaja de bailarina exótica, su problema es que está creciendo solo, sin el consejo ni orientación de nadie.

Sin soportar más, Nacho buscó a su amiga para que le diera un consejo, pero se dio cuenta de que ella estaba igual.
-En pocas palabras ¿Quieres que Alan te la meta? – Sheila fue directa.
-Pues…. SÍ – Nacho dijo moviendo la cabeza.
-Dile que quieres que los dos tengan los dos roles.
-Es demasiado serio para los temas en la cama. Siempre que estamos juntos en la cama, él se desnuda, me besa, cachondeamos un rato, pero eso ha disminuido, yo soy el único que hace todo, a veces pienso que le da pena estar conmigo.
-Bueno, que a él no le guste el cachondeo, no quiere decir que no disfrute estar contigo. Lo que debes hacer es hablar con él – Sheila le recomendó.
- ¿Y tú? – Preguntó Nacho a ella.
- ¿Yo qué?
-Te digo, eres buena para dar consejos, pero no para aplicarlos contigo ¿Todo bien?
-No. La verdad es que ya me aburrí de hacer lo mismo. Llega a la cama con la polla parada, no me deja que se la mame. Tú sabes que me encanta lamer todos los rincones pero que nada más quiere meterla, yo gimo unas dos o tres veces, se viene y ya. Pasó del sexo agresivo, las palabras sucias, las nalgadas a la monotonía en la cama.
- ¿No le has dicho que te gustar por atrás? ¿No han usado tus juguetes? – le preguntó Nacho.
-No. No sabe que me gusta el sexo anal en él y en mí.
- ¿Y tú me dices que hable con Alan? – le reprocha Nacho.
-Ya sé. Me estoy equivocando – dijo ella torciendo los ojos.
-Pues hagamos un trato – le propone Nacho.
- ¿Cuál?
-Tenemos hasta el domingo para hablar con nuestras parejas y solucionar el problema.
-Acepto – Sheila dijo y le dio la mano a Nacho.

La semana la pasaron dándole vueltas al tema, para Sheila fue un poco más fácil porque no tiene ningún problema con hablar de frente pero el que sufrió para decir las cosas fue Nacho.
Era martes y Sheila tomó al toro por los cuernos y habló con Eliseo.
-Necesito hablar contigo – la dejó ir.
- ¿Qué pasa? – Eliseo se asustó, pensó que le diría cualquier otra cosa menos eso que salió de su boca.
-Tengo algo que decirte.
-Pues dime – Eliseo le dijo y se sentó en su silla del despacho.
-Ven aquí conmigo – le dio la mano para llevarlo a la sala del mismo lugar.
-Me estás asustando – Eliseo le advirtió.
-Tú sabes que me mueves el tapete. Esa noche no fue un arrebato, de verdad quería estar contigo. Las noches se convirtieron en algo especial contigo. Me gusta estar contigo….
- ¿Pero?
-Me cansé de lo mismo. Llegas a la cama, cogemos riquísimo.
- ¿Pero? – de nuevo pronunció.
-Yo tengo algunos fetiches. Me gustan las felaciones.
- ¿Cómo?
-Me gusta el sexo oral, y el anal. Me gusta el famoso beso negro. Que me lo hagan y hacerlo yo.
Eliseo estaba con los ojos como platos.
-Disfruto saber que los hombres gozan del sexo anal, me gusta estimular…. Allá atrás.
Eliseo se levantó y salió del despacho.

Continuará….

Texto agregado el 23-10-2021, y leído por 75 visitantes. (0 votos)


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