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Pesadilla.

Venciendo el miedo y la tristeza de encontrarme otra vez en el continente negro,
África, parto hacia allí luego de tres años de ausencia a reencontrarme con viejas heridas y tratar de alguna manera de cerrarlas y volver a vivir.
Hace algunos años en compañía de mi esposa y de una pareja de amigos recién casados como nosotros, llegamos a Africa para participar de un safari. Debido a que las dos parejas estábamos en luna de miel nos pareció exótico y diferente pasarla allí, lugar que me era muy conocido por haber vivido casi toda mi niñez en él.
Mis padres eran diplomáticos franceses que trabajaban en la embajada francesa en Nairobi.
Las dos parejas nos llevábamos muy bien y lo pasábamos casi siempre juntos por la noche cena y baile y durante el día algún que otro safari. Mis padres eran personas adineradas y me enviaron a los mejores colegios debido a lo cual hoy soy un abogado rico y muy conocido en Francia. Allí conocí a Stefani, una estudiante de leyes por aquél entonces, nos enamoramos y sin pensarlo dos veces, nos casamos.
Por intermedio de Stefani conocí a Paul y a Clarisa que eran sus amigos y que se habían casado una semana antes que nosotros.
El viaje fue idea de Stefani que deseaba conocer ese continente desde que era una niña y así, todos convencidos por ella decidimos pasar nuestras lunas de miel en Africa.
Nos alojamos en el mejor hotel con habitaciones pegadas. Recorrimos la ciudad y la selva para ver esos animales hermosos y tan peligrosos a la vez.
No era nuestra intención capturarlos o matarlos, sólo queríamos filmarlos y así tener un hermoso recuerdo.
Cuando quisimos volver al hotel, fuimos interceptados por algunos indígenas armados quienes se llevaron nuestras cámaras y nos amenazaron diciéndonos que mejor volviéramos a nuestro país, que Africa era sólo para los africanos.
Al regresar hicimos la denuncia en el cuartel de policía más cercano pero la rivalidad entre tribus los tenía tan ocupados que apenas nos escucharon diciéndonos que un pequeño robo no tenía tanta importancia para ellos en esos momentos y que lo lamentaban, pero si ninguno estaba herido era mejor que volviéramos al hotel.
Al llegar al hotel muy tristes por haber perdido nuestras cámaras y filmaciones, nos llevamos una gran sorpresa, las mismas habían sido devueltas por una mujer desconocida.
Volvimos a la comisaría a notificar al comisario lo sucedido, pero este en lugar de investigar nos volvió a sugerir que abandonáramos la ciudad mientras estuviéramos bien.
Decididos a seguir los consejos de todos, muy a pesar nuestro decidimos volver a Francia.
Lo que no sucedió, debido a que Stefani nos hizo entender que nadie podía arruinarnos el viaje y de común acuerdo seguimos en Nairobi.
Esa noche hubo baile en el hotel que por ese entonces estaba repleto de turistas de todo el mundo, adinerados y como nosotros deseosos de nuevas emociones.
Después de cenar cambiamos de parejas y baile con Clarisa que no se encontraba muy bien y al preguntarle qué le sucedía me dijo que había tenido la primera discusión con su marido y que no conocía el lado oscuro de éste ya que había llegado a abofetearla. Tampoco yo conocía mucho a Paul, era más amigo de Stefani que mío pero jamás imaginé que llegara a ese extremo.
Dejé a las dos mujeres juntas y fui a reunirme con Paul que se encontraba tomando un trago en la barra. Me confesó que la situación con su esposa se le había ido de las manos y que estaba arrepentido de lo que había hecho.
Le aconsejé que le pidiera perdón y por lo visto siguió mi consejo.
Al día siguiente todo había vuelto a la normalidad.
Una semana pasó hasta que Clarisa desapareció, Paul vino a nuestra habitación preguntándonos por ella, que al despertar no la encontró, pero supuso que había ido a la piscina del hotel y siguió durmiendo pero al volver a despertarse y viendo que ella no había regresado vino a preguntarnos a nosotros si es que la habíamos visto y al contestarle que desde la noche anterior no sabíamos nada de ella, salimos a buscarla por todo el hotel sin resultados, parecía que se la había tragado la tierra, nadie la había visto.
Debo decir que Clarisa era una muchacha muy bonita de cabellos castaños y ojos almendrados aunque no tanto como Stefani a pesar de que en conjunto eran muy parecidas. Stefani tenía el cabello muy negro y los ojos azules muy grandes y brillantes.
Varios días pasaron y Clarisa sin aparecer, Paul fue a la embajada francesa, pero nada pudieron hacer, su pasaporte seguía en poder de Paul. Comencé a sospechar que Clarisa se había marchado por su cuenta debido al mal genio de su marido, pero como nada faltaba entre sus pertenencias, todo se me hizo muy raro.
Debido a la desaparición de la mujer, tuvimos que quedarnos unos días más para no dejar sólo a Paul quien estaba a punto de darse por vencido y regresar a su país sin su esposa hasta que un día llegó la policía a comunicarnos que había sido hallado el cuerpo sin vida de una joven mujer que había sido pisada por un elefante durante una estampida y que concordaba con la descripción de Clarisa. Fuimos a la morgue y descubrimos el cuerpo de la muchacha bastante desfigurado, pero a pesar de lo cual Paul la identificó por una cicatriz que tenía en un brazo. Nadie supo decirnos como llegó la joven al lugar donde la encontraron y tampoco investigaron mucho. Todo concluyó con el entierro y la partida de Paul hacia Francia. Nosotros no conseguimos pasajes para el mismo día, pero al día siguiente tuvimos que contratar un avión particular que nos llevaría a nuestro destino.
Me sentía muy triste por todo lo sucedido, la muerte de la chica y la viudez de Paul al mes de casado, era mucho para mi.
A la mañana siguiente vino un hombre a buscarnos, de aspecto desprolijo diciéndonos que era el piloto y como ya era tiempo de que volviéramos, no pudimos elegir ya que no había otro vuelo hasta dentro de varios días.
Debido a que a otras personas les pasaba lo mismo llegamos a un común acuerdo de compartir el avión y los gastos.
Apenas nos acomodamos en el avión comencé a sentir sueño y a los pocos minutos me encontraba completamente dormido.
Desperté en un hospital luego de haber pasado, según los médicos, tres semanas en estado crítico y sin recordar nada de lo sucedido.
Al preguntar por mi esposa me contestaron que lo lamentaban mucho pero que nadie había sobrevivido al accidente.
No podía creer lo que me decían, parecía que el destino se hubiera ensañado con nosotros, primero Paul y luego yo, viudos tan solo a pocos días de casados, el terror fue tal que me volví loco, estuve casi tres años internado sin saber ni recordar nada de mi vida.
Hoy he recuperado mi cordura, mis heridas sanaron y quiero recuperar mi vida, y la mejor manera es regresando al lugar donde todo pasó hace tanto tiempo.
Tras un viaje que me pareció eterno, llegué al fin a Nairobi y fui a hospedarme en el mismo hotel donde había estado en mi luna de miel.
Todo me pareció diferente, la gente, el hotel que ahora lo veía más europeo que africano, más moderno, hasta la servidumbre había cambiado, hermosas africanas uniformadas con colores rojos y azules atendían a los huéspedes en lugar de hombres lugareños y de poca cultura como era antes.
Casi de inmediato quise saber sobre el accidente que me llevó a vivir tanto tiempo fuera de mi.
Lo primero que hice fue visitar la aerolínea donde me alquilaron el avión, allí nadie sabía nada, eran empleados nuevos que lo único que sabían era que el accidente había sido provocado, pero nunca se supo debido a que ni quienes fueron los responsables.
Al no descubrir nada pensaba volver a Francia, pero quiso el destino que por pura casualidad me cruzara con alguien que jamás creí volver a ver, era Clarisa, la llamé y al verme salió corriendo tan rápido que la perdí de vista.
Nadie puede imaginarse cómo me sentí en ese momento, pero ya había sufrido demasiado y era hora de saber la verdad. Me dirigí a la estación de policía de la cuál tenía malos recuerdos, pero pedí para ver al comisario que por suerte era el mismo y me alegré al comprobar que él también me reconoció.
Le relaté lo sucedido y esta vez me prestó atención y supe que me creía, me atendió muy amable y me recomendó volver al hotel y dejar el asunto en sus manos, él se ocuparía esta vez.
Al día siguiente comencé la búsqueda de Clarisa ahora sabiendo que no estaba muerta.
Tras dos días de deambular por la ciudad, otra fue mi sorpresa, Paul y Clarisa estaban juntos en un bar, al verme trataron de huir, pero esta vez fui más inteligente que ellos. Trataron de explicarme lo sucedido mostrándose muy extrañados de verme pues me creían muerto, me dijeron que Paul se había confundido con la muchacha muerta y que había vuelto a Francia pero que Clarisa que se había escapado, al fin comprendió que era a Paul con quién quería estar y volvió a Francia luego de un tiempo. Me explicaron que cuando se vieron se perdonaron mutuamente y que decidieron volver a Africa para vivir allí.
Pensaron que yo había muerto y que a Stefani le había pasado lo mismo según dijeron los diarios.
Soy muy crédulo, pero no bobo y diciéndoles que pensaba volver al día siguiente a mi país, los dejé y cuando creyeron que me había ido, los seguí para llevarme otra sorpresa, se dirigieron al mismo hotel y entraron saludando al portero como viejos amigos mientras yo me escondía tras una puerta para escuchar sus conversaciones enterándome así de que ellos eran los dueños del lugar.
Esa noche me hice amigo de una de las chicas de la limpieza, con promesas y regalos y pude al fin saber que eran tres los dueños del hotel, ellos y la hermana de Clarisa desde hacía dos años y que les había ido muy pero muy bien con el casino, la nueva atracción del hotel.
Quise conocer a la hermana de Clarisa y al día siguiente la vi, ahora sí debo confesar que he visto todo lo malo de este mundo porque la mujer no era otra que Stefani, mi mujer y su mirada no era la que yo conocía, el brillo no era otro que codicia, lo vi al verla en la mesa del casino con las fichas en la mano, al fin pude comprobar el macabro plan que por dinero habían tejido al elegirme a mi.
Sin que me vieran salí del hotel para esta vez hablar con verdaderos hechos al comisario quien me dijo que estaba al tanto desde hacía mucho tiempo de lo que ocurría y que me ayudaría a recuperar lo mío lo que mi esposa y su familia me había estafado.
Regresamos al hotel con guardias armados y al verme, Stefani comenzó a llorar diciéndome que me creía muerto. Cuando le pregunté de dónde había salido el dinero para la compra del hotel, se desmoronó por completo y me lo contó todo, sus padres eran franceses que viajaron a Africa donde nació su hermana, luego volvieron a Francia y ella al conocerme y saber de mi posición social la codicia y la maldad se apoderaron de ella, planeó todo con su hermana u cuñado, ahora se que habíamos hecho un seguro de vida del cual no me acordaba por un millón de dólares y al cobrarlo, compraron el hotel.
El comisario los acusó a los tres por la muerte de la muchacha que hicieron pasar por Clarisa y de los pasajeros del avión que nada tenían que ver pero que pagaron con su vida la maldad de aquellas personas. Hoy soy un hombre nuevo y más rico que antes, ahora soy dueño de un próspero hotel ya que mi esposa para poder cobrar el seguro jamás dejó de usar mi apellido y luego de devolver el dinero a la aseguradora, volví a trabajar como lo que soy un prominente abogado en Nairobi y en Francia.
Quizá el destino vuelva a sonreírme….

Omenia.

Texto agregado el 18-10-2021, y leído por 100 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
19-10-2021 Un relato fluido y entretenido. La historia impecable, sorprendiendome al final. Genial, felicitaciones. jaeltete
19-10-2021 —Es muy cierto, tiene razón MujerDiosa. Tu cuento efectivamente tiene todos los elementos para transformarse en un guion de película puesto que cuenta con el escenario, los personajes y la intriga para un excelente film. —Un abrazo. vicenterreramarquez
19-10-2021 Querida Ome, creo habértelo comentado alguna vez; tu imaginación es prodigiosa. Daría perfectamente para una película de las buenas y entretenidas. Si estudiases para guionista, cartón lleno!!! Un beso. MujerDiosa
19-10-2021 Un truculento y entretenido relato, Ome. Codicia de por medio y desafortunadamente, varios muertos. Me ha gustado tu relato. Saludos, amiga. maparo55
 
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