- Rodaba, rodaba la guitarra vengativa!!!!! – Gritaba ofuscado Juan Carlos Orue, un vecino de la calle Aranguren al 500 del barrio de Caballito, mientras corría de atrás para alcanzar a su amado instrumento.
Juan Carlos se había mudado hace 2 años a ese caserón con su pareja y sus 2 perros. La casa constaba de 3 habitaciones, una cocina, un comedor y un living, todos los ambientes comunicados por una galería llena de plantas y flores. Casa de ensueño, decía él, mientras disfrutaba el hogar que le fue heredado de una tía.
Su relación con ella fue de amor odio desde el primer minuto que cruzaron miradas. Juan intento ignorar sin ningún tipo de animosidad, ya que estaba ocupado cargando cajas y muebles, mientras ella lo miraba atentamente desde un rincón. El único rincón de la casa que estaba habitado, cerca de un hogar, al lado de una hermosa biblioteca, que en ese momento estaba vacía. Que otro lugar podría elegir ella, si no es ahí? Se preguntaba él sin responder su respuesta obvia.
Con el correr de los días y los meses, la relación fue un poco más amena, ella buscaba sus caricias y para él, era su cable a tierra. Incluso a veces la compartía con su mujer, aunque a ella, mucho no le gustaba y se le notaba cuando de su caja de resonancia salía un sonido ronco furioso y las cuerdas se tensaban más que de costumbre. Ella solo quería ser tocada por él.
Un día, a la luz de la vela, mientras la pareja festejaba un aniversario, ella miraba la escena desde su rincón y masticaba bronca. La indiferencia acumulada era de varios meses y aunque ella hacia todo lo posible por hacerse notar, incluso sonando canciones desgarradoras de amores no correspondidos. Ese día, ella rodo por primera vez y fue directamente al hogar, un intento de suicidio marcado por los acordes de “love of my live” de queen. Juan junto a su mujer, miraron incrédulos esa escena hasta que reaccionaron, corriendo hacia el hogar para rescatar a su guitarra que empezaba a quemarse.
Después de un tiempo, y con esa marca en el lomo. La guitarra rueda y canta. Todo por venganza. Cuando es ignorada. La guitarra vengativa.
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