Una hoja cae al suelo desde un árbol, dibuja una trayectoria artificial olvidadando el miedo a la gravedad durante su acrobático descenso mientras el viento la mece con suavidad.
Queda atrapada, estática justo delante de mi, la imagen me remueve, me transporta donde no estoy, a un lugar que pertenece a otra época a otro momento que ya no es el ahora, posiblemente a un lugar que nunca existió pero me adentra en la serenidad por un momento, por un breve instante.
La cojo con mis torpes manos y cierro el puño con fuerza notando como se rompe en pequeños trozos secos que se clavan sin afán de hacerme daño, con un leve crujir que se escucha con el tacto, queriendo dejar un pequeño recuerdo de lo que fué y sigue siendo.