Me tomé el trabajo
de cerrar bien la persiana.
De Aprisionar la luz
con sus bordes
hasta hacerla
desaparecer.
Esperaron
me tirara a la cama
para golpear la puerta.
Fingí no escucharlos
Insistieron e
insistieron.
Oí sus pasos alejarse.
Ahora es
la canilla que gotea
en mi almohada
la que no me deja dormir.
Texto agregado el 12-10-2021, y leído por 248
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Cuando se necesita paz de cualquier forma, para descansar o dormir, siempre hay algún detalle que no lo permite. En tu texto, logra percibirse el afán de reposo y el fastidio por no lograrlo. Saludos, María Julia. maparo55
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