Me tomé el trabajo
de cerrar bien la persiana.
De Aprisionar la luz
con sus bordes
hasta hacerla
desaparecer.
Esperaron
me tirara a la cama
para golpear la puerta.
Fingí no escucharlos
Insistieron e
insistieron.
Oí sus pasos alejarse.
Ahora es
la canilla que gotea
en mi almohada
la que no me deja dormir.
Texto agregado el 12-10-2021, y leído por 245
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