A la Doctora de Oncología Menéndez Prieto
No era el momento mejor
que del Covid´19
buscando poner remedio
a un desaire intestinal,
toparon con el terror.
No es ese el nombre que tiene,
son cientos los que le ponen
pero es la bestia, el castigo,
sí de “neoplasia maligna”
en grado tres vaticinan.
El dos de marzo en consulta
a Menéndez Prieto, toca
darte la triste noticia.
Se cierran todas las puertas,
se apagan todas las luces,
dando paso al mismo infierno,
que engulle, sin darte cuenta,
todos tus sueños y anhelos,
sin tiempo para enterarte.
Al salir de la consulta
con programas y papeles,
del mal estado que tienes,
solo te queda en la mente
el esfuerzo y la dureza
que has de emplear cada día
hasta vencer a la bestia.
Y empiezas el recorrido
de tratamientos continuos de
quimio y radioterapia que
ocupan el calendario desde
febrero hasta junio,
con tan buenos resultados
que empiezas a despertar
de tan angosto calvario.
Pero hete aquí que el milagro
con sus controles mensuales
de la doctora Menéndez,
no hubieran tenido efecto
al ser ella la causante
por la luz que vi en sus ojos,
convencida y convincente
para seguir con la lucha
hasta acabar con la bestia.
Su expresión pausada y fuerte
me indujo tanta confianza,
que ni yo mismo me creo
haber superado el reto
siendo operado en agosto,
ya libre de aquel infierno.
Con el mayor respeto y admiración,
nuestros deseos de larga vida
de su paciente César Álvarez
Oviedo, octubre de 2021
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