SIN CAUSA ESPIRITUAL
Soy de ti, lágrima casual
ya seca por el tiempo y el olvido,
lágrima que corrió por tu mejilla
cual liquido salado
sin causa espiritual y sin motivo.
Soy de ti, objeto postrado en el recodo
de tu mundo añejo,
de tu mundo inquieto
por vivir la vida en otra vida
que brilló su brillo.
Soy de ti, arcoíris velado
por el polvo de los años
que se tira por minuto,
por segundo,
por acierto o por error.
Soy de ti, multifacético escombro
en tu memoria
que día a día se humedece
dejando por descuido
sus colores apagados con un soplo.
Soy de ti, voz lejana e inaudible
con sentido común y experiencia,
costal de calma y sensatez
curtido a lo largo del camino
sinuoso y discurrido.
Soy de ti, tierra estéril
espacio inanimado para dar a luz;
tierra desértica que espera,
espera un rumbo introspectivo
a sus íntimas raíces.
Soy de ti, molino quieto
sin viento, sin lluvia, solo quieto;
con aspas roídas por el sol
y el acre humor del tiempo
agotado.
Soy de ti, sombra invisible que pisas
y vuelves a pisar sin que ella grite
o huya de tus pies
en busca de un cuerpo ajeno
para seguir siendo sombra.
Soy de ti, columna vertebral curvada
que dio forma, o tal vez no,
a tu mirada ausente y marchita;
ramal de cedro ya sin hojas
que hoy viaja divagando hacia otro espacio.
Soy de ti, nada de todo o viceversa,
nada que cubra agujeros
por precauciones entendibles;
todo que rasga fosas y preces fingidas
con mi cuerpo dentro ya hecho huesos.
Mas, insisto, soy de ti,
nada de todo o viceversa
cuando nada es universo vacío,
cuando todo es un vacío en el universo.
Jerry Méndez
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