POR ADELANTADO
Hay jóvenes (bueno no tanto), que se creen lo mejor de la creación, presumidos a más no poder, “bordados a mano” según el dicho vulgar. Jesús María, “Chuma” para los cuates, se había plantado en los 30, aunque más bien estaba muy cerca de los 40, vivía con sus padres, hijo único. Su mamá, mujer consentidora, desde pequeño le decía que era el niño más bonito. Se le creyó ya de grande. En la casa de papito tenía todo, sin poner él nada. De adolescente noviero y últimamente, las damas que por su mala suerte le hacían caso, al ver que de matrimonio puro cuento, sólo el agasajo, ya no lo pelaban.
Cuando se le preguntaba “¿por qué no te has casado?” respondía con displicencia: “no he encontrado la mujer ideal”. Para satisfacer sus rijos de varón, se dirigió a la elegante “casa de placer” de doña Mariquita.
—Mi querida doña, quiero una dama joven, bella y complaciente.
—Tengo lo que busca —contesto la “madama”—, de 20 años, modosita, un verdadero bocado de cardenal.
En el lugar de los hechos, se oyó una voz femenina: “te vas a chingar a tu madre”. Salió a toda prisa el buen Chuma:
—Ya no hay respeto para los caballeros —dijo al irse.
La madama de inmediato le preguntó a su pupila:
—¿Qué pasó?
—Me presumió de guapo y quería el servicio de gratis.
—¡Valiente cabrón! —exclamó doña Mariquita.
Desde entonces en el aristocrático y bien acreditado “zumbido” se cobra por adelantado.
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