Pintaban los primeros pimpollos, púrpuras, policromáticos; pájaros pletóricos proferían piares polifónicos; poblaban plátanos y pinos, picoteaban petunias, pensamientos y pasionarias. Paraíso perfecto, privilegiado, para postulante predestinado a pecharse con pelirroja pretendida...
Paseaba ella presumida, pintona y preciosa, pavoneándose: piel, pechos, piernas perfectas, paradisíacas; pibe pletórico, poblado de pompas platónicas y pecaminosas, la perseguía pegajoso, poseído; piropeaba, palpitaba, pronunciaba poéticas proclamas pintorescas. Planeaba en plumas, perdido en piruetas; paroxístico pateó piedra, pechó piba y… pisotón; permaneció petrificado, papelón, pesadilla, pálido; poco podía perdonarse por papamoscas.
Púber pichón primerizo, príncipe pueril, pura pesadumbre; peregriné mis penas, me pellizqué por penoso payaso, pequeño piojo perdedor en la primera prueba...
Pasó pues el pasajero percance, pausado pero intenso e inolvidable, en pretérito perfecto como todo primer amor en Primavera... |