Un breve ensayo sobre la fealdad humana


Jober Rocha

Recientemente, en un círculo de amigos, hubo una discusión sobre el matrimonio de un joven del barrio con una mujer horriblemente fea. La crítica fue general: todos hablaban mal de alguna particularidad física o psicológica de la víctima. Nadie entendía por qué el vecino, un joven apuesto, elegante y rico, había elegido como su consorte a la mujer que fue ampliamente criticada por su fealdad.
Salí de allí pensando en ello y, al llegar a casa, fui directo a la biblioteca, donde está mi oficina, y comencé este breve ensayo sobre la fealdad y las razones por las que muchos prefieren vincularse cariñosamente, para siempre, con lo feo.
Para que no me llamen parcial, todo lo que aquí se dice para las mujeres es válido también para los hombres y para aquellos que no encajan en ninguno de estos dos géneros.
Primero, tu pareja nunca será codiciada en reuniones sociales al aire libre o en interiores, dejándote libre para algunas incursiones en los alrededores sin temor a que cuando regrese ella esté charlando amigablemente con algún extraño.
En segundo lugar, la mujer fea, porque sabe que es fea, tiende a carecer de afecto y es capaz de dedicarse en cuerpo y alma a la primera persona que demuestra que no le importa su fealdad y se interesa por su espíritu, más que con la forma en que la ve.
En tercer lugar, por qué la naturaleza, sabia, nunca pone toda la fealdad en un mismo cuerpo, como tampoco pone todas las bellezas. La que tiene la nariz y la boca feas casi siempre tiene ojos maravillosos y un cabello hermoso.
La mujer con la cara toda fea, casi siempre, tiene un cuerpo escultural. Y por ahí va...
Tenga en cuenta que las culturas más antiguas, como la árabe, por ejemplo, suelen proteger a las feas, poniéndoles burkas o velos a todas las mujeres. Así, los hombres solo pueden ver sus ojos, ojos aquellos que buscan trasmitir malicia, deseo y belleza a quien los mira.
Con esta sencilla costumbre, tanto la fea como la bonita encuentran a su pareja; porque el hombre sólo conocerá verdaderamente al cónyuge con quien se ha unido para siempre, después de que se efectúe el matrimonio.
A veces, los padres de estas jóvenes solían poner carteles en las puertas de sus casas que decían: “No aceptamos más quejas”.
Ahora que lo pienso, las ventajas de aparearse con mujeres feas casi siempre superan las desventajas. Una mujer hermosa ciertamente se verá fea en el futuro. Una mujer fea nunca pasará por esto.
La fea será de una dedicación integral y compulsiva, porque sabe que fue incluida en la lotería del amor y eso es lo que más le importa.
Las feas, en cambio, como siempre pasaban la mayor parte del tiempo en sus habitaciones, sin asistir a fiestas ni tertulias, suelen tener un bagaje literario mucho mayor que las bonitas, que nunca tuvieron tiempo, con tantas fiestas y salidas, para leer.
Puedes educarte y tener conversaciones agradables con una mujer fea. Con una chica bonita esto ya no es posible, ya que solo pensarás en sexo todo el tiempo.
La bella mujer sabe que encontrará a otro hombre mejor que tú, si así lo desea. La fea sabe que fuiste el único que se interesó por ella y que si te pierdes, no le será fácil conseguir otro.
En general, además de tener habitualmente un cuerpo escultural, las mujeres feas son buenas cocineras y buenas amas de casa, habiendo pasado la mayor parte de su vida en casa y, por supuesto, aprendido a cocinar de sus madres.
Las guapas, además de pasar la vida en fiestas, bailes, paseos y playas, nunca se interesaron por estas cosas caseras, pues, dada su belleza, siempre imaginaron casarse con alguien rico que mantendría a varias personas a su servicio y ella solo comería en los restaurantes; por eso no saben freír un huevo.
Las feas, con sus cuerpos magníficos, suelen ser amantes excelentes y sensuales. Como la mayor parte del tiempo las luces están apagadas, deja volar tu imaginación y tendrás innumerables noches de lujuria.
Las bellas, por el contrario, porque piensan solo en sí mismas y en sus bellezas, no tienen mucho interés por su pareja, que se sentirá frustrada la mayor parte del tiempo.
El mantenimiento de una mujer fea, a su vez, será mucho menor, en términos económicos, que el de una mujer hermosa. La belleza necesita cremas costosas y tratamientos costosos para mantener la belleza al mismo nivel. La fea nunca cambiará con cremas y tratamientos. Como sabe esto, no exige los gastos de ese orden.
Lo cierto es que, en edad, ambas serán iguales en fealdad. Con el gasto extra que tienes con una mujer hermosa, a lo largo de tu matrimonio, estarías rico si te hubieras casado con una mujer fea. Tendrías viajado por el mundo, comprado una mansión en Nueva York, poseído un yate de lujo, etc. En la vejez, nadie creerá que su mujer, que era hermosa, alguna vez fue hermosa; pero todos creerán que su mujer fea alguna vez fue hermosa.
Y, finalmente, sepa que los hijos de mujeres feas tienden a ser hermosos, porque el gen de la fealdad, según Mendel, es recesivo.
Por último, según mi forma de ver el tema, las mujeres hermosas se ven y se aprecian en cintas de películas, en telenovelas, en revistas, en las calles y avenidas del mundo.
Las mujeres feas son para una relación duradera y feliz, lejos de la codicia de los demás ...