Entre brincos te logre colocar la correa.


La mañana plácida nos esperaba afuera.


Tu apuro era inminente.


Alborotada de alegría me tironeabas.


Por el pasillo caminaba con mesura,


mientras tu ansiedad era tan genuina.


Al abriR la puerta en la vereda nos esperaba la fresca mañana.


Fuimos cruzando pocas personas en el camino.


Al llegar a la plaza saltabas regocijada.


Al no divisar perros sueltos,


te deje en libertad mientras corrías por el césped,


de vez en cuando girabas tu cabeza controlando mi paradero.


No hubo planta que no pasarás tu hocico negro.


Hacías el inventario mientras ibas retozando.


Al descubrir las palomas coquetas desfilando.


Sigilosa las miraste hasta que tomaste carrera,


perdieron dos o tres plumas mientras salieron volando.


Desilusionada las viste partir en el celeste cielo.


Pronto unos gorriones llamaron tu atención.


Reclinada en el banco de la plaza observaba tus graciosos avances,


continuas idas y venidas.


El regreso fue lento,


entretanto hondeabas tu cola dichosa complacida.


CAL.COR