Suplicio parte 21
Sheila estaba caliente, muy caliente, pero su ética no le permitía hacer eso que tanto deseaba pasara desde hace tiempo.
Saliendo de la oficina aquel día en el que Nacho se enteró que Alan es gay, Sheila visitó a Eliseo en su casa con su atrevido atuendo para el tubo.
- ¿Quién es? preguntó Eliseo, raro, nadie lo conoce. Abrió la puerta, era ella ¡Sheila! ¿Qué haces
?
-Cógeme Sheila estaba encendida. Se metió a la casa y se le trepó a Eliseo. Él no estaba preparado.
Sin responder con palabras, la llevó a la cama. La vio con ese baby doll que le marcan esas caderas. Eliseo se desabrochó la camisa y el pantalón, tenía frente a él una impresionante mujer. Ella se puso de espaldas y meneó ese trasero de un lado a otro. Eso prendía más a Eliseo. Ella bailó hasta quedar desnuda. Ella tocaba su cuerpo y bailaba. Se subió a la cama y se puso encima de él.
-Lame mis nalgas Le dijo ella Cógeme ahora mismo.
Y sin decir más, Eliseo hizo lo propio. Se desnudó, la tomó de la cintura y se la trepó sobre sus muslos para poderla penetrar. Los gemidos de Sheila era gritos de placer, la respiración de Eliseo era profunda. En minutos los dos llegaron al éxtasis. Ella apretó ese culo y Eliseo sintió que algo explotaba en sus entrañas gritando junto con ella.
Eran las 7 de la noche y se fue.
- ¿A dónde vas? pregunta Eliseo.
-No debió pasar. Fue un arrebato.
-Debemos repetirlo. Quiero que pase siempre.
-Eliseo, esto es sexo. Solo eso.
Ella se marchó con ganas de seguir, pero eso eran, solo ganas. Llegó al bar, llena de emociones y vacía.
Del otro de la ciudad, otro se sentía solo. Tomó una decisión que la nunca se arrepentiría.
- ¿Se puede saber a qué se debe esa cara? pregunta Nacho.
-Hice algo.
- ¿Qué?
-Me acosté con Eliseo.
-Ya era hora. Ese hombre te come con los ojos. No te deja de ver el trasero.
-No se trata de eso.
-Lo sé. Hay deseo, pero yo sé que hay algo más, se le nota.
-No sé qué hacer con ese hombre.
-Cogértelo otra vez le recomendó Nacho.
-No -hizo una pausa, torció los ojos - ¿Qué haces aquí?
-Voy a vender la cabaña.
- ¿Motivo?
-Ya no la quiero Nacho ya no quería malos recuerdos.
-Es una mala decisión. Piénsalo.
No había nada que pensar. Esa semana, Alan fue a la oficina para revisar el trabajo de Nacho, trabajo excelente. Después de eso se fueron a comer.
Nacho tomó sus cosas y llegó a la cabaña. El fin se semana era largo. Regresaría a trabajar el martes, era viernes.
Alan visitó a Sheila y tuvieron una sincera conversación.
-No me puedo sacar a Nacho de la cabeza le dijo Alan a Sheila.
- ¿Cómo? preguntó Sheila.
-Me gusta, es increíble. Me la paso muy bien con él.
-Pues que haces aquí ve con él.
-No sé si le gusto Alan quería saber más de Nacho.
-Es gay, es soltero. Ve a buscarlo Sheila le animó.
- ¿Crees que es buena idea?
-Lo mejor de lo mejor. Él tiene intenciones de vender una cabaña, es una mala idea. Alcánzalo allá. Yo te mando la dirección, la ubicación exacta. No lo pienses dos veces, Nacho es un hombre excepcional.
Alan tomó camino hacia la cabaña.
Continuará
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