Mi utopía es un recuerdo idealizado del pasado,
aquel instante que la memoria no podrá alterar,
espacio indeterminado entre el sueño y la razón
que vive dormido en la ilusión de un renacer
que le devuelva el protagonismo de otros días.
Mi utopía es la íntima respuesta a la perenne duda,
porque mi deseo es una esperanza siempre activa,
un querer que desestimé por falta de mi propia fe,
eterno desafío a mi paciencia selectiva, mi frustración,
entre la disyuntiva y la respuesta que nunca acepté.
Mi utopía es una ínsula que no quiere más lazos,
un sueño de independencia que no depende más de mi
el anhelo desesperado por una libertad que me prenda,
que dé sentido a una rebeldía que ya ni me creo,
un grito de socorro que se esconde en el lamento
Mi utopía es un espejo en el que ya no me reflejo,
es ese abstracto pensamiento que me confunde,
como la más vana ilusión entre el deseo y el sueño
que alimenta los recuerdos por una sutil gloria,
ese polvoreado trofeo que el tiempo difuminó.
Pero, aun así
Quiero mi utopía para seguir soñando que sueño,
como esa unidad de destino que me ayuda a seguir,
como esa mentira consentida que desafía la verdad,
como aquel pasado que no quiere dejar el presente,
como ese espacio solo mío en el que viven mis dudas,
como esa abstracción que puede ser que sí lo sea,
como ese insensato delirio que perturba la razón.
JIJCL. 25 septiembre 2021
|