Ecos de una personalidad narcisista
Día y noche aguardas por tu víctima. Confías en que satisfará tu ego y te prestará la máxima atención. Para poder manipularla te finges víctima, pero tu intención es destruirla y arrasar con cualquiera que se interponga en el camino.
Mas no sabes que en la vida todo se devuelve y tu propósito de satisfacerte, usando a los demás, te transforma en un ser carente de empatía. Sabiendo que tu autoestima está por los suelos pretendes apuntalarla apoyándote en tu vanidad, proceso vano e inútil asentado en tu egocentrismo y en el uso cínico de las personas.
Tus padres te marcaron tratándote agresiva y fríamente. Por eso, intentando rescatar tu juventud, colocas una fotografía antigua, imagen artificial sobre valorada hasta lo patológico, pues intentas presumir de ser una persona que no eres.
Vives en tu propio teatro, forjado por tus fantasías. Te drogas por tus propias palabras, no eres capaz de reflexionar y escuchar lo que el mundo, allá afuera te dice mil veces, para que cambies tu actitud y rectifiques a tiempo.
No tienes moral ni ética, iras tras el espejismo del pseudo maestro, crees que el te dará el remedio a tus miserias, a tus vacíos.
Crees que puedes brillar, pero solo eres un espejismo de tus irrealidades más abyectas.
No valoras a las personas más agraciadas que tú o que tienen valía, para ti son una amenaza; que intentaras manipular, y si no logras ese objetivo, entonces actuara en ti el rasgo psicótico de perseguidor.
Por lo cual estos individuos al actuar de esa manera se destruyen a si mismos y a quién hayan atrapado en el camino.
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