La noche se hace larga en la ciudad sin nombre.
Mis pasos se dirigen, al igual que otras veces,
En la cruel dirección del ocaso.

La impiedad de la luna
Se detiene apenas en la madrugada.

Entre los pliegues de mi obstinada memoria
Aparece la luz de lo que alguna vez fue inocencia y alegría
Y ahora ya no es nada.

Tenerte y no tenerte en la fantasmal distancia
Agobia mis tribulaciones y mis fracasos.

Ya los años han pasado
Haciendo las cosas muy diferentes.

Una parte de ti me pertenece
Pero no mucho más.

La nublada noche descarga truenos y relámpagos.
La luna desaparece detrás del gris oscuro.

Y allí me encuentro ahora,
Al reparo de las gruesas gotas de lluvia
Como si nada me importara.

Solo busco refugio debajo del balcón
De una vieja casa abandonada.



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