Más que caminar corría, tenía afán de llegar a su casa, tenía tanta hambre que pensaba devorar lo primero que encontrara. No le gustaban las remolachas y para su mala suerte, era lo único que había en la nevera. Sacó de la nevera 4 remolachas grandes y se dispuso a hacer una ensalada. Enseguida les quitó la piel con un cuchillo, luego las cortó en rodajas y las echó a la olla. prendió la estufa de gas y se fue a recostar al sofá de la sala. Cuando se disponía a hacerlo vio un fantasma sentado en una silla. Le dio tanto miedo que salió corriendo a la calle, corrió tan rápido que hubiera ganado fácil cualquier competencia atlética de largo aliento. El hambre que tenía no fue impedimento para que corriera. Iba tan rápido que por poco lo atropella un coche que era manejado por una mujer muy hermosa, quien le preguntó:
-Señor, tenga mucho cuidado, por poco lo atropello.
Enseguida le respondió:
-Perdóneme, pero voy como alma que lleva el diablo.
-Señor, cálmese, ¿Dígame qué le pasa?
-Vi a un fantasma en mi casa.
-Si quiere lo llevo a su casa en mi coche.
-Siendo de esa manera vamos pronto, pues tengo mucha hambre.
Subió al coche de la chica y al cabo de media hora llegaron a la casa. Hizo seguir a esa mujer sin conocerla, fue a la cocina a traer un vaso con agua para la chica, quien bebió con avidez. Luego se sentaron en el sofá y cuando todo parecía marchar bien, el hombre empezó a temblar de miedo, volvió a ver el fantasma y para colmar su mala suerte, iba a abrazar a la chica y esta se evaporó al instante. Fue tanto el miedo que le dio que murió del susto. Apenas estuvo muerto explotó la olla a presión, pedazos de remolacha quedaron pegados en la pared y el techo de la cocina. La policía en su informe dijo que se infartó al escuchar la explosión de la olla a presión. |