La herida apenas cicatrizaba y vuelves a abrirla, regresas para hundir tu dedo en mi llaga. Se que no lo planeaste, pero es que todo sobre ti me hiere en la misma medida del amor que te profeso y que ahora me obligo a callar porque conmigo no quieres estar. No lo entiendo, es un misterio.

Si desapareces sufro y si apareces también, porque no vienes con las palabras que mi alma añora. Veo tus ojos y ahí está el amor fulgurante, tú esquivas mi mirada porque lo guardas como secreto que no se debe revelar. No lo entiendo, es un misterio.

Tengo para ti un amor bonito reservado, un amor mejor que el anterior, un amor nuevo y pulido. Pero estás asido a un amor falso, a un amor de barro forjado. Lo sabes, pero continuas ahí, como si creyeras merecer ese amor a medias. No lo entiendo, es un misterio.

Decido acuchillar mi corazón como psicópata ensañado con su víctima, esperanzado en que al desangrarlo se esfumará ese amor que es bello y también veneno. Me detengo y reflexiono: si ha sobrevivido tantas pruebas mi mera voluntad no lo podrá acabar. No lo entiendo, es un misterio.