FLORDELIZ
Flordeliz, hermosa vampira de aparentes 25 años, antes Flor Alicia, educada por monjitas en la escuela “Sagrado corazón”, pensó en el susto que se llevó, cuando después de su iniciación (a la fuerza) por Van el vampiro, no vio reflejada su imagen en el espejo al intentar maquillarse. Se había convertido en algo ten feo como un murciélago, señora de la noche, a pesar de su belleza.
Sin embargo, su mente era más activa y asertiva. Cuantas tonterías le enseñaron en la escuela: que Diosito, la virgen, la virtud y un largo etcétera. Supo sin meditarlo siquiera que eran mentira, sólo dos pecados capitales (que para ella ya no lo eran), valían la pena: la lujuria, con su placer breve, pero intenso, pero, no con alguien como Van, que tenía rescoldos de su antigua humanidad a pesar de ser vampiro, como sentirse macho y creído. No, ella sabría con quién satisfacer sus apetitos. El otro aparente pecado era la avaricia, ser rica y dominar.
En apariencia tenía dos hándicaps, ser mujer y sólo vivir de noche. En cuanto alimentarse con sangre era una tontería, había algo mejor como el champán. Le gustaba su recién adquirida inmortalidad. Comprendió que su femineidad bien dirigida sería su arma de triunfo, como así fue. Maniobró para casarse con el hijo de un industrial riquísimo, Al poco tiempo era la dueña de una gran cantidad de fábricas, su suegro se había ido al lugar sin retorno, eso sí, dentro de un precioso mausoleo. En cuanto al zonzo de su marido nunca le mordería el cuello. ¡Horror! Si se convertía en inmortal como ella, tener que aguantar toda la eternidad con un pendejo como él. Mejor, en poco tiempo le daría el descanso eterno.
Feliz con su eterna juventud y belleza, sus amantes que duraban poco, porque se convenció que los hombres, cualquiera, sin excepción: después de hacer el amor, para lo único que servían era para “estorbar”.
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