Mandó a quemar los libros de García Márquez y los libros de otros escritores que ganaron el premio Nobel de literatura. No gustaba que le contradijeran sus ideas de inquisidor, mandaba a matar a todos sus oponentes, desde la aprovechaduría hacía lo que le daba la real gana. En más de una ocasión mandó a archivar investigaciones de sus amigos corruptos que se robaban el dinero del pueblo. Utilizaba el poder para atacar y destituir a alcaldes, gobernadores y senadores honestos, contrataba testigos falsos para que declararan en contra de aquellos que aun tenían una burbuja de honestidad. Al dejar ese antro de corrupción, el gobierno de turno lo nombró embajador ante la OEA, era una vergüenza que representará al país ante la Organización de Eunucos Americanos, pero el poder es así, no mide consecuencias, tampoco le da vergüenza porque entre cochinos se entienden.
A más de un inocente mandó a la cárcel, muchos pagaron condenas injustas y juraron vengarse, no desperdiciarían la primera oportunidad que se le presentara, estaban preparados para tal efecto. Un día lo invitaron a la feria del libro de Bogotá para que disertara sobre justicia y paz en el conflicto colombiano. Elogió la gestión de Drácula que a las fuerzas militares les pedía bajas, un general hizo caso de esa sugerencia y a la tropa le pedía galones de sangre para demostrar que el estado es más fuerte que la subversión. En lugar de matar a los alzados en armas mataron a miles de inocentes que estaban en fuego cruzado. El día de la conferencia fue prolijo en defender el derramamiento de sangre, creía que el ajusticiamiento a nombre del estado es valido para que no prospere la oposición y el derecho a la libre expresión.
Ese día hubo aplausos y rechazos, le lanzaron tomates y huevos, pero se mostraba incólume ante esa situación. terminada la conferencia hubo un brindis en el cual brindó por Drácula y por el país del sagrado corazón de Jesús. Al terminar el evento salió en una camioneta de alta gama con tres escoltas rumbo a una de las casas que tenía en la capital de la república. A la media hora de recorrido dos camionetas se acercaron a la suya, sin mediar palabra abrieron fuego y dieron muerte a los escoltas, el viejo quedó a merced de los atacantes que lo bajaron de la camioneta, lo subieron a la de ellos y se lo llevaron a una finca a las afueras de Bogotá, allá lo amarraron a un árbol y le preguntaron que cómo quería morir, con la voz quebrada les respondió:
-Quiero morir de viejo en medio de mis libros de derecho y de los libros que defienden la inquisición.
Enseguida lo desnudaron, el gordo se veía chistoso desnudo pues tenía una panza muy grande. luego le echaron miel en todo el cuerpo y se fueron a dormir. Las hormigas empezaron a invadirlo, el gordo sabía que estaba perdido y que nadie lo salvaría de esa muerte inminente, así que se encomendó al todopoderoso, pero este no estaba esa noche para escuchar a estúpidos, así que la suerte estaba echada. Intentó dormir, pero no pudo, difícil dormir en esas circunstancias. Al otro día llegaron los secuestradores y le echaron agua helada. Uno de ellos le volvió a preguntar:
-¿Cómo quieres morir?
Con la voz temblorosa respondió:
-De viejo, en medio de mis libros.
El hombre le contestó:
-Viejo ya estás.
-No tanto, aun puedo vivir unos 20 años más.
-Para qué vas a vivir más.
-Para luchar a nombre de la patria.
-A nombre de la patria es que vas a morir.
Al rato llegaron dos camiones cargados con los libros del inquisidor. Tres hombres descargaron los libros cerca de aquel hombre, que jamás llegó a imaginar que moriría quemado en el fuego de sus propios libros.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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