Fue a darse una vuelta por el pasado con la intención de arrepentirse del error grave que cometió. Habían pasado tres años desde ese día, se creía que al paso de tanto tiempo reconocería sus faltas y pediría perdón, pero no fue así. Revivió hasta el mínimo detalle de todo aquello que sucedió esa tarde: primero la botella de licor que bebieron, luego la discusión y por fin el desenlace. Otro en su lugar se habría arrepentido, él disfruto de nuevo los seis disparos que le propinó en la cabeza a su amante furtiva. El juez le preguntó en la audiencia si estaba arrepentido, con suma frialdad le contestó:
-En absoluto disfruté el crimen y me apresto a disfrutar la condena.
El juez y los asistentes quedaron de una sola pieza cuando el reo volvió a decir:
-Matar es el mejor arte, me enorgullezco de hacerlo bien.
Lo condenaron a pena de muerte, antes de morir dijo:
-Mátenme bien, si me dejan vivo no respondo.
El verdugo le disparó seis tiros, solo uno dio en su cabeza, el reo quedó vivo pues el tiro no fue mortal. Desde ese día el verdugo anda huyendo por no hacer el trabajo bien, el reo fue indultado como si fuera un toro de casta.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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