Desde la ventana vio el horizonte nublado. Le dieron ganas de salir corriendo sin rumbo definido, pero se arrepintió. Desde la ventana respiró profundo y evocó esos momentos de placer que pasó con ella en moteles de mala muerte. Las estrellas del motel no significan nada a la hora de hacer el amor, pues cuando hay pasión y sentimiento hasta el suelo resulta el lugar más cómodo para dar rienda suelta a besos y caricias que terminan con los espasmos de la piel y un te amaré siempre que cualquiera de los dos incumplirá tarde o temprano.
Antes de conocer a Samanta la vida de Howard era agradable, no tenía problemas de ninguna índole, a pesar de no contar con mucho dinero. El amor de Casilda era más que suficiente, le calmaba el hambre física y también el hambre del alma.
A veces los golpes de suerte no producen los efectos que el afortunado quisiera. Desde el día que Howard se ganó la lotería empezaron sus problemas. Suena contradictorio, pero en el caso de él fue muy cierto porque sus familiares dejaron de trabajar, perdieron la humildad y se convirtieron en unos mantenidos que cada día exigían más, sin aportar ningún esfuerzo. Casilda se volvió celosa al extremo. Lo seguía a todas partes, no respetaba su tiempo ni espacio, le hacía escenas de celos en cualquier lugar, pues no permitía que sus amigas lo saludaran. Un día una rubia saludó a su esposo, Casilda sin justificación alguna, arañó el rostro a la rubia, quien no se dejó y también le dejó tres arañazos en la cara. La vida de Howard se convirtió en un infierno del cual quería salir cuánto antes. Primero contrató un abogado para que le ayudará a divorciarse lo más pronto posible, no estaba dispuesto a soportar más a Casilda. Cuando llegó la notificación del tramite de divorcio, ella no podía creerlo, pero era verdad por su culpa. Howard, retiró toda la ayuda que brindaba a sus hermanos y los obligó a trabajar de nuevo. Un buen día los reunió a todos y les dijo:
-Queridos hermanos, en lugar de hacerles un bien les estoy haciendo un daño.
Iba a continuar explicándoles, pero Juan lo interrumpió y le preguntó lo siguiente:
-¿Acaso el dinero te ha dañado el corazón?
Enseguida le respondió:
-Mi dinero les ha dañado el corazón a ustedes, se han vuelto unos parásitos.
Los hermanos lo miraron con odio y le dijeron en coro lo siguiente:
-Te desconocemos por completo.
Para no seguir discutiendo con ellos se retiró del recinto en el que se encontraba y se fue a andar sin rumbo, se fue muy desconsolado. Por su salud mental decidió alejarse de ellos y cambiarse de casa. Su familia vivía por el sur y el se fue a vivir para el norte. Les quitó toda la ayuda que les había dado hasta aquel entonces. A los hermanos le dio mucha bronca que hubiera hecho eso con ellos y volvieron a su antiguo trabajo en el matadero, a las 19 horas regresaban a casa cansados y salpicados de sangre de res. poco a poco fueron retomando la rutina de antes, hicieron de cuenta que sus últimos dos años llenos de lujos tan solo fue un sueño del que gracias a dios despertaron. Casilda puso todo tipo de objeciones para impedir el divorcio, pero no le sirvió de nada porque llegó el día en que un juez dictó sentencia y la separación fue un hecho que tuvo que aceptar, so pena de verse involucrada en más problemas, pues ante sus celos enfermizos, la sentencia decía que no podía acercarse a Howard.
Howard conoció a Samanta, una mujer muy hermosa, pues tenía un cuerpo armonioso, ojos azules y buenos pechos. Ella andaba detrás del dinero, no quería a ese millonario porque le faltaba clase. Pero tampoco estaba dispuesta a dejarlo escapar de sus brazos. Él se daba cuenta que no lo quería y sufría mucho al verse tan solo utilizado.
Lo peor sucedió el día que secuestraron a Howard, se había ido solo para el campo y cuatro encapuchados se lo llevaron para el monte. Al siguiente día empezaron a exigir un rescate millonario con el cual saldrían de pobres, de ser pagado se darían la gran vida. Samanta no quería pagar rescate, pues pensaba quedarse con todo el dinero de Howard. Una noche se dijo así misma: "si lo matan no me importa, sea como sea estoy casada con él y heredaré sus bienes"
Un día llamó uno de los secuestradores a Samanta y le dijo:
-Paga hoy o lo matamos esta noche.
-Mátenlo, no voy a pagarles ni un peso.
De los cuatro secuestradores hubo uno que dijo lo siguiente:
-A mi hermano no lo matan.
Sacó la pistola y mató a los bandidos. Desde ese día la familia volvió a ser la de antes, reinó la paz y la armonía. Howard fundó una empresa de zapatos en la cual trabajan todos, hasta Casilda. Samanta desapareció sin dejar rastro.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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