El principio de la correspondencia
Jober Rocha
Reportes recientes en la prensa mundial son conscientes de que un grupo de astrónomos ha descubierto un nuevo planeta gigante que, según los científicos, no debería existir; si se aplicaran las teorías actuales.
Al igual que el planeta Júpiter, el recién descubierto es extremadamente grande en comparación con su estrella madre, contrariamente al concepto aceptado de cómo se forman los planetas. “¡Este descubrimiento nos lleva a revisar nuestros modelos”! - habría declarado uno de los científicos.
Recordando las siete leyes de Caibalion, obra atribuida a Hermes Trimegistro (legislador y filósofo egipcio, que vivió en la región de Ninus, hacia 1330 a.C.) y que regiría más que el universo, pues contemplaría igualmente la vida de cada uno de nosotros, seres humanos, independientemente de nuestro conocimiento de ello; creo que también debe revisarse el modelo político-ideológico del Estado brasileño.
Digo esto porque la segunda Ley de Caibalion, llamada 'Principio de Correspondencia', establece que "lo que está arriba es como lo que está abajo y lo que está abajo es como lo que está arriba", indicando que las cosas en el Macrocosmos pasarían como las del microcosmos.
Elegimos a un Presidente de la República para presidir y brillar, como una estrella madre, y encontramos asombrados que hay planetas más grandes que él, en el poder legislativo e en lo judiciario, que no deberían existir si se aplicaran las teorías actuales del Estado, contradiciendo así el concepto aceptado de Independencia entre los Poderes de la República. Así, como advirtieron los brillantes astrónomos en relación a la Ciencia de la Astronomía, este descubrimiento podría conducir, inexorablemente y por sus desastrosos efectos, a una revisión de nuestro modelo de Estado tradicional, hasta entonces adoptado por la Ciencia Política.
Es como si nuestros diputados, senadores y jueces del más alto tribunal se habían convertido en planetas que tuvieran luz propia y ya no giraran alrededor del sol de la Presidencia de la República, como antes, pero todo lo contrario.
Hay, por tanto, tres poderes mandando al mismo tiempo y la gente ya no sabe más a quién obedecer.
Ojalá esto no se convierta en una gigantesca catástrofe cósmica.
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