Existen tres presentes: el presente de
la memoria, el presente de la visión, el
presente de la espera.
San Agustín de Hipona
Opus 1: El sueño
Quería verme en aquel pasado que ya se fue,
en aquel instante que tanto guardó mi memoria,
pero mi presente se obstina en acompañarme,
me confunde, me retira la tan deseada objetividad
pierdo así la perspectiva entre pasado y presente
mis remembranzas se transforman en una ficción,
inexacta narración en la que yo mismo me recreo,
y que, en mi indolencia, me he obligado a aceptar.
Opus 2: El deseo
Quería que mi historia fuese más que la crónica,
más que el relato sobresaltado de una memoria,
ni crítica, ni selectiva, ni ideológica, ni partidaria,
nunca la forjada leyenda que el tiempo quimerizó,
desbordada imaginación y emoción deslumbrada,
y ya no sé si aquel pretérito que el tiempo salvó,
ese ilusionista me busca a mi o yo lo busco a él,
cuando ni presente, ni pasado son la respuesta.
Opus 3: La lección del tiempo
Quería aprenderme bien esa lección del pasado,
ese tiempo que siempre vuelve con nuevo ropaje,
comprender que no es el tiempo el que nos cambia,
que el tiempo no tiene más nombre que el presente,
somos nosotros los que lo investimos de trinidad:
el tiempo de prefiguración que da el primer paso,
un tiempo de configuración, de la selectiva memoria,
en el tiempo de refiguración, la esperanza por llegar
JIJCL, 28 de julio de 2021
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