Mis notas diarias no avanzan como quisiera, sentado frente a mi cuaderno no se me ocurre nada sobre qué escribir. Las ideas son difusas o de plano no aparecen. Anoche vi en internet una entrevista que le hicieron a Roberto Bolaño en una feria del libro, allá por 2001. Me gustó la forma tranquila, cotidiana, de encarar al entrevistador; su forma de charlar era desenfadada, pero precisa en las respuestas, conocedor profundo de lo que se le preguntaba. Se notaba con claridad el amplio conocimiento de Bolaño sobre literatura. Lo cuestionaron sobre obras y autores de cuento y novela, pero más que nada sobre poesía y poetas. Entonces él, fue respondiendo con amplitud y naturalidad a cada una de las preguntas que le hacían, y fueron apareciendo nombres de libros y escritores como si salieran del sombrero de un mago, sorprendiendo al mismo entrevistador y por supuesto a mí también.
La entrevista duró poco más de una hora, pero a mí el tiempo me pareció muy corto; nunca vi a Bolaño dudar o querer imponer sus juicios sobre alguna cuestión, con sencillez opinaba dando sus puntos de vista, como se charla con un amigo íntimo a quien le tienes gran confianza. Así, nombró varios autores que llamaron mi atención: Nicanor Parra, Enrique Lynn, Rodrigo Rey Rosas, César Ayra, Javier Marías, Enrique Vila Matas, Georges Perec, Antonio Di Benedetto, Rosamel del Valle, Efraín Huerta, Juan Villoro y muchos otros. Lo cual me dejó con ganas de leer alguna de sus obras.
Precisamente ahora leo un libro de cuentos de Bolaño: “Putas asesinas”, el cual debo reconocer que lo siento algo irregular, con algunas historias muy buenas y otras no tanto. Su forma de narrar es detallista y llena de pequeñas digresiones que hacen sus relatos un poco morosos, pero cargados de intención acumulativa para conocer a fondo a los personajes y lograr el efecto final, que la mayoría de las veces se diluye. En casa, también anda por ahí “Los detectives salvajes”. Roberto Bolaño, murió en 2003.
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