Te amé entre hojas secas
una noche de octubre
con la luna a mi espalda
sonriendo con desdén.
Entonces me invadió
la clara certidumbre
de que tus ojos, inmensamente negros,
guardaban tras de sí la primavera.
Mariposas de múltiples colores
salían de tu boca cada vez que reías.
Y un aroma de algas caribeñas
y de cenizas de leños arrugados
invadía tu cuerpo
mientras
la noche agonizante, preñada de susurros,
ahogaba
en su vientre de luto
los últimos quejidos
de nuestros labios rotos.
Alberto Vásquez.
Texto agregado el 24-07-2021, y leído por 111
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