¡Y me chupa un huevo lo que vos penses, ándate a la mierda! - Exclamó en medio de las lágrimas la dulce princesa.
Luego de años de mentiras, maltratos y reconciliaciones condescendientes esperaba tener la fuerza de mandarlo a la mierda aunque se destrozara ella misma en el intento. Él la miro, sin un ápice ya de cariño, ternura o interés, le respondió: Pero si ni me crees, ¿Qué te voy a decir? ¡Ya lo intenté todo! Negando, nuevamente, una obvia mentira.
Entonces el psicópata en el interior de la adorable princesa sonrió, finalmente tenia la llave de salida, con la última lagrima que la princesa lloraba en medio de su frustración el psicópata tomo el control de la princesa y desde entonces ella se dedicó a olvidar al gañan de sus sueños febriles viajado de día en día, de castillo en castillo, de pueblo en pueblo, de reino en reino...
Han pasado ya los días, las semanas, las eras... Y el psicópata sigue sonriendo sardónicamente detrás de las cuencas de los ojos de la adormecida princesa, controlando sus palabras y movimientos, vaciando las emociones de cualquier tipo antes que lleguen a despertarla, ya no hay dolor en ella, ni frustración ni miedo, solo queda la falsa sonrisa y una maleta a cuesta. |