Había una vez, tres hermanas que vivían solas, porque sus padres habían fallecido en un accidente, ellas vivían en una modesta casa, pero ellas vivían tranquilas y felices trabajando para poder salir adelante y siempre apoyándose la una a otra.
Lupe trabajaba en una panadería, Margot trabajaba en una florería y Roció trabajaba en una librería, pero a Roció también le encantaba pintar en sus ratos libres.
Un día en la librería donde ella trabajaba hubo una feria de ofertas y todos compraban libros, pinturas, revistas, agendas y toda clase de objetos que se vendían en ese lugar, pero al finalizar el día casi todo se había vendido y solo había quedado un pincel. Ella lo miro y recordó que a ella le encantaba pintar y no dudo y lo compro y fue para casa muy contenta.
El día siguiente era domingo y era su día libre así que Roció muy relajada se puso a pintar con su nuevo pincel de repente se le antojó comer un rico pollo a la brasa, y empezó a dibujar el pollo que ella tanto deseaba, cuando se paró a tomar un vaso de agua a la cocina oh sorpresa que se llevó encontró el pollo que ella había dibujado exactamente como lo había hecho, que raro se preguntó froto sus ojos para ver si no se lo estaba imaginando y realmente era un pollo de verdad rico y delicioso.
Corrió rápidamente a su estudio de pintura y dibujo un pequeño y hermoso gatito de repente el gatito apareció al lado de ella.
Ella se paró y fue corriendo a contarles a sus hermanas lo que le había sucedido, y ellas no lo podrían creer.
- ¡Wau! Ya no tenemos que levantarnos temprano para ir a trabajar. Dijo Margot.
- Qué bueno, ahora quiero que dibujes una casa grande y bonita. Dijo Lupe.
La casa grande y bonita apareció
- Ahora quiero que dibujes un carro muy lujoso. Dijo Margot
Y el carro lujoso apareció.
- Yo creo que podemos tener un palacio en vez de esta casa.
Dijo Lupe
Y el palacio apareció.
Rocío se sentía muy cansada por querer complacer a sus hermanas, pero veía que ellas cada día que pasaba querían más y más. Ellas seguían pidiendo más cosas e incluso comenzaban a pelear entre ellas para qué Roció les hicieran los dibujos que ellas deseaban.
Roció veía que en vez de haber traído la paz y tranquilidad a su hogar había ocasionado enfrentamiento entre ellas al querer todo y ya estaba cansada.
Entonces Roció, pensó como podría solucionar este problema. Así que empezó a borrar todos los dibujos que había hecho aprovechando que sus hermanas dormían y las cosas iban desapareciendo uno a uno.
Al siguiente día las hermanas de Rocío se levantaron muy felices para ir a trabajar como cualquier día, y ni siquiera recordaban lo que había pasado.
Y Roció colocó el pincel en una cajita y lo guardo y camino a su trabajo se lo regalo a un niño que estaba vendiendo dulces en la calle.
Finalmente Roció entendió, que era mejor vivir modestamente pero felices que vivir en abundancia pero infelices.
FIN