Cuentos en pandemia
Hace casi un año me convocaron para que escriba 3 libros de autoayuda. Eran tiempos de pandemia y el trabajo escaseaba, motivo principal de aceptar el reto.
La prestigiosa Editorial El Espartano, está especializada en este género que tuvo y tiene sus grandes referentes. Mi gran desafío consistía en buscar tema de interés que no haya sido tratado por otros autores. El confinamiento sanitario que en un momento creí que era una oportunidad, al tiempo mermó mis capacidades y mi voluntad. Los chinos llaman a esta situación embole, que se conoce en nuestra tierra con el nombre de embole.
Como en muchas otras actividades el gancho o punch editorial es el título, mezcla de curiosidad e ingenio al elaborar la propuesta.
Casi no hace falta contenido, un buen título y lograr la empatía del lector sobre temas comunes de la gente.
Un departamento de dos ambientes, con un sonido estremecedor de colectivos que pululaban por las calles porteñas no eran la mejor inspiración, mas aún como dicen los chinos, embolado.
-“El ABC de la inteligencia barroca”, un sinsentido
-“Cambie su vida siendo vegano”, un desatino
-“Como disfrutar la vida en tiempos de Pandemia” podría andar
“Padre pobre, hijo pobre y nieto pobre” en respuesta al best seller de Kiyosaki y Lechter
Un zoom con una sicóloga conocida de años de aclaró el panorama.
Fue terminante
-Si alguna vez un libro de autoayuda te resulta positivo, en ese momento dejo la profesión.
Ocurrió a propósito de comentarle que había comenzado a leer un libro de Bucay. Fue tal la reacción que no le pude hablar de la gente toxica de Stamateas que había terminado de leer.
Y pasaba el tiempo y no aparecía ningún tema, quería encontrar en las pocas salidas que hacía algo poderoso para comenzar a escribir. Los chinos de la vuelta no eran lo mejor para inspirar, pero era el único paseo que realizaba. Lo que me dispersó bastante fue un chino recién llegado, que lo único que decía era ¿Qué más? Despachaba fiambre detrás de la heladera y era lo único que lograba balbucear.
“Como superar la barrera idiomática con señas”, muy aburrido.
Lo que ocurrió después con el chino es que aprendió bastante bien el idioma, sin siquiera haber leído el libro que nunca escribí.
Bajé una vez hasta la cochera del edificio en un desesperado intento de encontrar algún detonador. Esta ocurrencia me la propuso El Chelo
-Todos los grandes emprendimientos empezaron en un garaje y luego fueron grandes.
No funcionó.
-Ya lo tengo, no se cuál va a ser el tema, pero tiene que tener una serie de libros, si fueran tres asunto resuelto
En tiempos de Netflix sus series capítulos y temporadas estiradas hasta el hartazgo me convenció que ese formato sobre autoayuda podría funcionar. ¿Y el tema?
Ya va a llegar; el segundo volumen se llamaría “regreso” y el tercero “Conclusiones”, como dando a entender que no voy a torturar a mas personas.
Y fue en agosto del año pasado, cuando todavía estaba alejada la temida segunda ola, apareció la musa:
“Método Stevenson de control de emociones” Primera parte
“Método Stevenson de control de emociones” Regreso
“Método Stevenson de control de emociones” Conclusiones
Primer gran escollo resuelto. Ahora hay que ponerle habilidades al tal Stevenson, de personaje a persona sin escalas.
Joe, ese fue su nombre era o es un Licenciado en culturas del Valle del Nilo que buceaba en las hábitos de los faraones que les permitían alcanzar la gloria y hasta la inmortalidad. Como dice Josef, el poder está en la mente.
Para hacerlo mas creíble al pie de la tapa aparecía “Traducido al Español por José María García del Solar. Prólogo de Susan Grey.
Es una mentira de punta a punta. Logré una foto del susodicho Joe googleda con descaro y una biografía de ensueño de un hombre que supo conquistar el mundo.
Créanme que seguí sus consejos y no me fue nada mal.