Ancianitas?
Es bien sabido que en todas las ciudades del mundo, en los pueblos, en los barrios y ¿por qué no? en cada cuadra existen esas ancianitas de cara amigable que conocen todo y a todos a su alrededor.
Esa vecina que es tan servicial y que está siempre dispuesta a ayudarnos en lo que sea y que todos conocemos. ¿Conocemos?
El mes pasado me mudé con mi familia, mi esposa y mis dos hijos a una pequeña ciudad del sur del país, muy lejos de donde vivíamos antes, debo decir que soy jubilado pero no anciano, soy o mejor dicho, era comisario de policía y debido a un trágico episodio me dispararon y la bala quedó muy cerca de la columna, debido a eso no puedo seguir con mi trabajo aunque puedo caminar pero al no poder estar mucho tiempo sentado, mis jefes decidieron que era mejor que me jubilara a pesar de no tener la edad suficiente. Es decir que ni en un escritorio puedo estar.
Al principio dudé pero con el tiempo pude comprobar que hasta mis compañeros me miraban de forma diferente, quizá debido a que ya no podía hacer bien mi trabajo y ellos creían que no debía esforzarme para ello.
Al fin que decidimos mudarnos, eran muchos los recuerdos que tenía en mi ciudad natal y me deprimía demasiado por eso buscamos una casita en una ciudad chica pensando que las cosas serían diferentes respecto al trabajo que como comisario debía realizar antes.
A la semana de habernos mudado cuando ya estábamos instalados, una tarde mientras Aurora, mi esposa, cocinaba una rica torta para disfrutar del café de la tarde, sonó el timbre.
De inmediato dije que abriría yo y al hacerlo, una señora un tanto mayor me dijo lo siguiente…
------ Buenos días señor Duncan Parker, ese es su nombre ¿verdad?, disculpe que lo moleste pero ustedes son mis nuevos vecinos y me agradaría presentarme, soy la señorita Porsia , asi no más, Porsia a secas, todos me conocen con ese nombre raro que me pusieron mis padres y al cual me he acostumbrado por diferente que sea.
------Mucho gusto señorita Porsia, espere un momento que llamo a mi señora para que también la conozca.
Aurora ya estaba a mi lado y le preguntó a la amigable ancianita si deseaba pasar a tomar el té de la tarde con nosotros a lo que de inmediato contestó que estaría encantada.
Puesto el mantel sobre una mesita Porsia nos entregó una planta muy bonita la cual nos dijo que era de bienvenida ya que vio el amplio jardín que teníamos casi sin plantas.
Aurora agradeció la planta y trajo el té y la rica torta que momentos antes había sacado del horno y luego de sentarnos alrededor de la mesa, tuve una pregunta que al principio no me había dado cuenta de hacerla debido a lo mucho que la mujer hablaba, casi sin dejarme hablar a mi y se la hice en un momento que degustaba la rica torta y tenía la boca llena que no paraba de hablar.
------Disculpe la pregunta pero me agradaría saber cómo sabe usted mi nombre, casi no hemos hablado con los vecinos y…
------Jajaja, perdóneme usted a mi pero ¿Sabe usted donde vive?
------No le entiendo…
------Es fácil mi estimado comisario, usted vive en una pequeña ciudad donde nos conocemos todos y si es nuevo más queremos saber.
------Me deja perplejo, también sabe que fui comisario, qué ciudad tan al día, dije casi con la boca abierta.
------No se preocupe señor Duncan, aquí también tenemos internet!!!!
Luego de una charla en la que casi no pudimos hablar, la señorita Porsia nos dijo que ya no deseaba molestar más y que era hora de que fuera a dar de comer a sus seis gatos!!!
Le agradecimos mucho el gesto de venir a saludarnos y la acompañamos hasta la puerta pero al salir miró a mi esposa y le dijo…
---Mi estimada Aurora, voy a tutearte ya que tengo muchos años más que tú.
Y diciendo esto miró a mi esposa a los ojos y le dijo que ella vivía justo frente a nuestra casa y que siempre podía contar con ella para lo que fuera ya que casi siempre se encontraba en la ventana o en el patio cuidando sus flores.
Me desagradó todo el encuentro pero dibujé mi mejor sonrisa, no podía enemistarme a la semana de llegar con una vecina tan amable.
Aurora pensaba lo mismo y cuando llegaron nuestros hijos del liceo, les contamos lo sucedido pidiéndoles que no fueran a hacer ninguna barbaridad en el barrio, tales como jugar a la pelota en lugares indebidos ya que teníamos guardia en la cuadra y dicho esto me puse a reír a carcajadas aunque a Aurora esto no le cayó nada bien.
Pasaron los días y fuimos conociendo a otros vecinos que a su vez nos contaron que ellos trataban de llevarse bien con Porsia, algunos hasta le temían.
Un día tuve que ir a mi antigua ciudad y Aurora en mi ausencia, fue invitada a la casa de la vecina Porsia a tomar el té algo a lo que no pudo negarse sin parecer descortés.
Lo que sucedió en esa casa, nunca lo supe pero lo que sí sé es que mi esposa ya no era la misma, no sé decir muy bien en qué consistía el cambio pero…
Las cosas en nuestra casa comenzaron a complicarse, yo estaba acostumbrado a que como buen comisario que fui, todo se hiciera a mi manera pero…
No supe decir a ciencia cierta qué fue lo que pasó pero cada vez que sonaba el timbre o el teléfono me sobresaltaba hasta que cierto día vino mi antiguo jefe a tener una conversación conmigo.
Desde ese momento todo cambió, debo contarles que cuando era comisario hubo un asalto en un banco y yo estaba a cargo pero las cosas se salieron del buen curso y mi compañero murió, una bala perdida lo mató, mientras que yo recibí una bala por la espalda.
Quiero pensar que la dulce ancianita no podía saber nada de eso pero…
Alguien había llamado a mi jefe para decirle que volviera a abrir el caso y que él mismo se daría cuenta del motivo de esa petición, por eso fui llamado, debíamos volver a buscar las pruebas ya que los detenidos supuestamente jamás habían disparado un arma.
Durante una semana volví todos los días a mi antigua oficina buscando nueva evidencia hasta que un día no me dejaron volver a mi casa, fui detenido por sospechoso de haber matado a mi compañero, a pesar de negar todo y preguntarles si se habían vuelto locos en sospechar de mí.
En estos momentos me encuentro entre rejas, mi esposa vino por última vez a verme, se me pasaron algunos detalles y todo se supo, los ladrones eran contratados por mi, nunca pensé que me descubrirían pero la cárcel asusta y uno de ellos cantó y muy fuerte para poder salvarse de muchos años en prisión.
Durante mucho tiempo tuve en mi mente ese plan, lo fui perfeccionando día a día y un día me animé, conocía a unos maleantes de poca monta y menos sesos y los convencí de asaltar el banco a la hora en que había menos gente, era mucho dinero y aceptaron. Pero cuando pasó el asalto, mi compañero estaba conmigo, no pude convencerlo de que me dejara a mi detener a los bandidos, alguien había avisado a la policía y quise ir en persona pero él insistió en acompañarme, fuimos de particular justo en el momento que estaban por concretar el asalto y no tuve más remedio que dispararle aunque antes de morir y en un descuido mío, me disparó por la espalda.
Parece ser que una dulce ancianita se dio cuenta, no me pregunten cómo pero como ella misma lo dijo, allí también hay internet y creo que debido a sus mismos años, desconfió de mí y trató de resolver ella misma lo que otros no habían podido hacer dándole algunas de sus tontas ideas a mi jefe que al final hizo comparar las balas que mataron a mi compañero y la que me hirió a mi.
Hoy mi esposa me confesó que ella siempre había sospechado de mi pero que en su interior no quería pensar que era cierto y que aquella dulce ancianita cuando la invitó a tomar el té terminó de abrirle los ojos.
Ahora que lo pienso bien ya que tengo más tiempo y quizá no salga de esto jamás, creo que si vuelvo a nacer voy a vivir muy lejos, en algún lugar donde no existan ancianitas amables, aunque quizá con un poco de suerte, cuando salga si es que aún vive…. Jajaja.
Luego de un tiempo llegó una carta de mi ex esposa ya que quiso divorciarse lo antes posible y que decía lo siguiente…
Duncan, se que debes tener muchas preguntas con respecto a nuestra vecina y de cómo se enteró de todo, aunque no lo creas, fue casi sin querer, supongo que te acuerdas de uno de los hombres que contrataste para hacer el trabajo sucio, el de robar el banco, pues verás, uno de ellos vivía en esta ciudad, muy cerca de la casa de Porsia ya que era su sobrino, hijo de una hermana que nunca fue del todo honesta y cuyo hijo era igual aunque tonto de remate. Cuando lo dejaron libre gracias al abogado que contrató Porsia, el hombre volvió a la ciudad y fue a agradecerle a su tía por el abogado y por supuesto, ella exigió que le contara todo lo sucedido, cuando nos mudamos, eso ya lo sabes, la mujer buscó nuestros datos por internet y fue atando cabos ya que su sobrino le había dado con lujo de detalles tu nombre y de cómo habías disparado a tu compañero aunque en aquel momento la policía no creyó nada de lo dicho por él.
Dio la casualidad o quizá algo más grande que no podemos entender que hace justicia, que nos mudáramos justo frente a la casa de la tía de tu cómplice y al ver que yo podía estar en peligro decidió venir a presentarse para poder advertirme, cosa que hizo hasta convencerme del todo de la clase de persona que eres.
Se que no vas a estar mucho tiempo en la cárcel, un médico me ha dicho que tienes algo , no se explicarlo bien pero creo que es una enfermedad mental y que pronto van a recluirte en un hospital psiquiátrico, lo lamento mucho Duncan, dentro de poco me mudo, nuestros hijos creen que eres un buen padre y que estás muy mal de salud por eso no pueden verte, con el tiempo supongo que morirás pero así es la vida, tu antiguo jefe nos visita de vez en cuando y te manda saludos. Aurora.
//Omenia //
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