Censura y derecho a la información

Jober Rocha

La censura es una actividad muy antigua en la historia. Los informes de los historiadores indican que la figura del censor estuvo vigente desde el antiguo Reino de Roma (735 a. C. a 509 a. C.).
Entre las funciones de los censores romanos estaba expulsar a miembros indeseables y corruptos del Senado y vigilar la conducta moral de los ciudadanos.
Para ocultar una justificación político-ideológica, los gobiernos actuales utilizan discursos moralizantes que actúan sobre el censo común de las personas.
Reconozco que muchas actividades de censura obedecen, verdaderamente, a criterios racionales y de preservación de la moral y de las buenas costumbres; sin embargo, otros son una clara violación de principios constitucionales, como la libertad de expresión.
Mucho más que simplemente poseer la libertad de prensa, los ciudadanos de los países democráticos modernos deben poseer el derecho inalienable a la información.
Este derecho debe ser exigido siempre, de manera contundente, a los gobiernos en sus tres niveles, por las organizaciones civiles no gubernamentales - ONGs y por entidades de clase profesional, que, sin embargo, si por un lado logran sumar y multiplicar bueno, cuando se trata de causas ambientales o de derechos humanos, por otro lado logran dividir y restar aún mejor, cuando se trata de la acción de censura y la restricción del derecho a la información. Desafortunadamente, vivimos en una era de desinformación y total desprecio por los derechos civiles y difusos de los ciudadanos.