Érase una vez en un pequeño pueblo de la ciudad de Lambayeque. Un día muy caluroso en víspera de navidad todo transcurría con total serenidad, era un lugar tranquilo que todos los vecinos, siempre dejaban las puertas abiertas y todos se conocían entre sí en ese pequeño pueblo.
Nunca había pasado nada hasta que un día Dora, una chica de veintiún años de edad, que vivía sola en su departamento, de la calle San Martin, en dicha ciudad había invitado a una pareja de amigos que trabajaban con ella a cenar, porque sus padres Vivían en otro lugar y no podían estar con ella, en esa fecha tan especial como era la navidad.
Ese día fatal, ella se levantó muy temprano, alegre a preparar la cena, hasta que alguien toco la puerta, ella apagó todo y fue corriendo a ver quién era, abrió la puerta muy entusiasmada pensando que eran sus amigos, pero no…
La puerta quedó entre abierta y las horas fueron pasando, hasta que llegaron los amigos de Dora a los que había invitado a cenar por navidad esa noche.
Pero ellos se llevaron una gran sorpresa, Dora no estaba en el departamento y todo estaba muy extraño, todo estaba como ella lo había dejado. La cena no estaba terminada, la cocina apagada, estaba todo muy raro, ella había dejado su celular, sus llaves, sus documentos y la puerta estaba entre abierta.
- ¿Qué raro donde está Dora? Se preguntaron sus amigos.
Unas horas más tarde entro una llamada, era la madre de Dora, ella la llamaba para desearle una feliz navidad a su hija, pero Rosario contestó la llamada y le contó a su madre lo que estaba ocurriendo, su madre se puso muy nerviosa al escuchar a Rosario y empezó a llorar de los nervios y le dijo que iba para allá, pero que tal vez demoraría un poco, por qué ella estaba viviendo en Arequipa.
Dos días después cuando los padres de Dora llegaron ya sus amigos habían dado parte a la policía y no había rastros de Dora, todos estaban muy preocupados, ¿Qué había pasado? ¿Dónde está? Todos se preguntaban. La policía empezó a buscar por cuanto lugar había alrededor del departamento, pero no pudieron encontrar nada. Rastrearon toda la zona y nada…
Esa fue la peor Navidad que los padres y todos los amigos de Dora habían tenido. Los días y dos meses habían pasado y no podían encontrarla, pero los padres de Dora no perdían la esperanza de algún día encontrarla sana y salva.
Hasta que un día en un bar de mala muerte un hombre de treinta años aproximadamente de aspecto muy desalineado, cliente frecuente de aquel bar, entró y empezó a beber una y otra vez hasta quedar totalmente ebrio y con un cigarro en la boca comenzó hablar cosas que llamo mucho la atención del dueño del bar, que hace algunos meses se había llevado a una chica y que la tenía encerrada en su casa,
El dueño del bar al escuchar la confesión de aquel hombre inmediatamente llamo a la policía y le contó todo lo que había escuchado, pero aquel hombre ya se había marchado.
Días después el hombre apareció nuevamente en el bar, el dueño inmediatamente llamó a la policía esperaron que el hombre saliera para poder seguirlo y llegar hasta su casa para poder buscar a Dora.
Cuando él llegó a su casa, la policía llego detrás de él y se lo llevaron él estaba tan ebrio que ni cuenta se daba de lo que estaba pasando, registraron toda la casa y encontraron a Dora amarrada en la cama ella estaba muy feliz de ver a la policía que lloraba de la emoción. Luego llamaron a los padres de Dora ellos no lo podían creer, pero se pusieron muy felices al escuchar la noticia. Cuando el hombre despertó ya se le había pasado la borrachera y no sabía que había pasado, ni donde estaba, la policía lo hizo confesar y así él pudo contar todo lo que había hecho.
Dora estaba a salvo y con sus padres no lo podían creer lo que ese hombre le había hecho.
El hombre confeso que estaba enfermo y que consumía drogas y alcohol, que todo lo que hizo fue por causas de sus vicios, que él no sabía lo que hacía, y que Dora había sido extraída, con engaños de su departamento diciéndole que su madre estaba muy enferma y que la estaba necesitando urgente.
Fue forzada hacer muchas cosas horribles por aquel hombre inescrupuloso, sin sentimientos. Pero ella estaba viva y más fuerte que nunca.
Aquel hombre fue sentenciado y condenado a cadena perpetua.
Y finalmente Dora vive feliz y en paz, agradecida por todo lo que hicieron para ayudarla sus padres y todos sus amigos y nunca olvidará lo que hicieron por ella, pero sabe también que ya puede vivir más tranquila sabiendo que se hizo justicia y que aquel hombre no podrá salir jamás a ser daño a otras jóvenes como ella.
Fin
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