El bus del transporte masivo siguió raudo por las calles de Cali, en cada estación era más los que se subían que aquellos que bajaban. A pesar que iban a ser las diez de la noche, aún se veía mucha gente en las calles, las parejas se dirigían a las discotecas, pues los caleños llevan la salsa en las venas, no desaprovechan oportunidad para ir a tirar paso hasta la madrugada. Yo estaba feliz de hablar con María de los Ángeles, poco a poco me iba rebelando algunos detalles de su vida, como por ejemplo, que estudio en el Liceo Latinoamericano y después se graduó como trabajadora social en la Universidad javeriana. Al menos aprovechó la oportunidad que le brindó la vida y no la desperdició como otras mujeres que desde temprana edad se embarazan y de ahí en adelante se dedican a desempeñarse como amas de casa, luego tienen más hijos y más adelante se separan porque el esposo se cansó de soportar solo la responsabilidad económica del hogar. Estas mujeres, muchas veces regresan donde sus padres, si tienen cuatro hijos, dos se van con el padre y dos con la madre, si son menores de edad pagan las consecuencias de amores fallidos, muchas parejas se casan sin pensar que el matrimonio es un asunto serio, si no hay comprensión y esfuerzo mutuo, el matrimonio termina de la peor manera.
Ella hasta ahora no tenía hijos, cundo le pregunté qué cuántos hijos me dijo:
-Por ahora ni he pensado cuándo los voy a tener, es más, estoy segura que no los tendré, tener hijos en esta época de incertidumbre es una torpeza.
Ante esas palabras yo le respondí:
-El planeta está súper poblado, ya no le cabe ni un chico más, aunque hay personas que piensan lo contrario, cada cual elige que hacer con su vida.
Sin que yo le dijera nada, sacó de su bolso el perfume que tanto me gustaba oler, echó un poco en mi mano y luego me dijo:
-Huele un poco más mi perfume, para que nunca te olvides de mi, para que me reconozcas por mi esencia, no vaya a ser que venga otra mujer luego y la sientas más exquisita.
-No digas eso, yo soy leal con las mujeres de esencia, pues me llegan al alma.
Después de oler repetidas veces el perfume, empecé a sentir un poco de sueño, me froté los ojos para despertarme, pues mis ojos se cerraban pese a que trataba de mantenerme despierto. Ella me hablaba, sus palabras me arrullaban más, hasta que no tardé en estar dormido. El bus siguió la ruta, hasta llegar al final de esta. El conductor me fue a despertar, por más que lo intentó no pudo hacerlo. Preocupado por esa situación llamó a la policía que llegó a los diez minutos. Dos agentes motorizados trataron de reanimarme, pero no lo consiguieron. Luego llamaron a una ambulancia de la misma policía y en ella me trasladaron al hospital más cercano.
Entré por urgencias, todo eso lo supe cuando desperté, pues los policías me contaron todo lo sucedido y me preguntaron que me había pasado. Uno de ellos de apellido Ortiz, me preguntó:
-Lo más seguro es que te dieron burundanga, parece que la dosis que te administraron fue poca, pues cuando se les va la mano, el afectado muere o pierde la voluntad.
-Gracias a dios ese no fue mi caso y aun puedo contar este cuento.
El agente me preguntó:
-Cuéntame todo lo que recuerdes, eso es importante para poder iniciar una investigación y para que puedas poner el denuncio respectivo.
Lo único que yo recordaba era que María de los Ángeles me hizo oler un poco de su perfume, de ahí en adelante me dio mucho sueño, del cual solo ahorita vine a despertarme. Enseguida le respondí:
-La verdad no recuerdo nada, solo que me subí a un bus del transporte masivo, al lado mío venía una chica muy hermosa. En medio del recorrido me dio sueño y me dormí.
-El agente de inmediato, me respondió:
-Eso no aporta nada, de todas maneras, si más adelante recuerdas algo, puedes llamarme a este número.
Me pasó la tarjeta con el número de la estación de policía en la que trabajaba. Yo recordaba todo lo sucedido, pero no iba a decirle todo lo que sabía, pues no quería que ellos intervinieran en este asunto, yo era el único que debía resolverlo, así me cueste la propia vida. María de los Ángeles, era una mujer importante para mi y no iba a echarle la ley encima porque la perdería para siempre.
Todos mis documentos estaban en regla, incluidas mis tarjetas bancarias, además en el bolsillo de mi pantalón estaba mi dinero completo. En este punto lo sucedido era más que suficiente por hoy. Agarré un taxi y me fui para mi casa. Durante el recorrido no hice más que pensar en ese par de mujeres que sin buscarlas entraron a mi vida, lo más seguro a quedarse siempre. A la media hora llegué a mi casa, pagué al conductor el valor de la carrera y entré de inmediato. Apenas llegué mi perro fue a abrazarme, me abrazó como nunca me había abrazado. Al otro día la vecina me dijo que mandingas no había dejado de ladrar toda la noche. La vecina llamó varias veces al teléfono fijo, estaba preocupada porque no contesté, que iba a contestar si andaba recorriendo la ciudad con María de los Ángeles.
CAPITULO 8 ENTRE EL MISTERIO Y EL PERFUME
Cualquier otro en mi lugar hubiera renunciado a seguir adelante en esta historia, por los últimos acontecimientos de la noche anterior, pero yo seguiría viviéndola y narrándola, pues está llena llena de misterio y de aromas, así es como me gustan las novelas, por un lado los enigmas a resolver y por otro lado el perfume que emana una mujer hermosa como María de los Ángeles. Las dos situaciones me dan pie para imaginar a lo largo y ancho de las paginas que están por venir, donde correré peligro, pero no importa, a mi ya me sedujo la aventura y como tal no puedo esperar cualquier suceso que no sea digno de ser escrito con mi pluma.
Yo soy un hombre afortunado, pues haber conocido a este par de mujeres, me permitió soltar ese nudo de mi garganta que no me dejaba gritar a los cuatro vientos que no vine a este mundo a pasar inadvertido. Ojalá que algún día mis cuadros y esta historia lleguen a ocupar el sitio que merecen en el mundo del arte y la literatura. Mañana mismo iré a buscar a Ilona a su casa de 4 esquinas, si no la consigo ahí, volveré por el bar Reminiscencias, si no la encuentro ahí removeré cielo y tierra hasta encontrarla, no me daré por vencido ahora que solo estamos en el comienzo de esta historia de misterio. Si ella me invitó a su casa por algo sería, no creo que sea de esas mujeres que invitan por invitar. Ella tiene un no sé qué difícil de explicar. Mejor que sea de esa manera, eso me permitirá realizar todo tipo de conjeturas, más tarde veré hasta que punto estaba bien encausado en aquello que pensaba. De otra parte, no puedo desconocer que María de los Ángeles, también me atrae como imán al metal, estoy seguro que tarde o temprano volveré a encontrarla, por ahora no sé dónde, pero volverá a mi vida, imposible que salga ahora que apenas entró. Ella vive en un barrio margina, aun así se da el lujo de usar ese perfume francés tan costoso, con ese valor podría pagar un mes de alquiler de su apartamento. A veces me imagino en medio de las dos, cada una jalándome a su lado; otras poniendo un espejo en medio de las dos, un espejo que tenga luna y luna por ambos lados, para ver cuál de las dos logra atravesarlo sin problema.
Hoy no voy a ir a ninguna parte, me limitaré a descansar todo lo que pueda. Esta noche voy a dejar dormir a mandingas en la alfombra, quiero que esté cerca de mi, pues tengo el palpito que algo misterioso va a suceder esta noche. Antes que la noche llegué voy a leer otras páginas de George Orwell, no me gusta dejar libros iniciados. Este libro me parece importante y no descansaré hasta terminarlo de leer, sobre todo en esta época en la que hay una pugna entre socialistas y capitalistas por la hegemonía del poder. Mientras la humanidad se aferra a la política sin medir consecuencias, yo siento desprecio por ese poco de viejos barrigones que se creen los salvadores de la sociedad, cuando la verdad ellos mismos han creado los problemas, ellos son como zancudos que necesitan siempre estar succionando sangre a sus victimas para seguir vivos. Si de mi dependiera, mandaría a fusilar a ese poco de hijueputas, me da bronca que ganen semejantes salarios sin hacer ni mierda, o mejor si hacen, pero robándose los impuestos de todos los ciudadanos, que muchas veces se cohíben de alimentos y vestido por subsidiar a este poco de chotacabras que tenemos de congresistas, que a diferencia de María de los Ángeles, huelen a mierda, así se echen todo el frasco de perfume en el cuerpo.
No sé por cuánto tiempo leí, la noche había avanzado lo suficiente, ya era hora de retirarme a descansar. Fui a mi habitación y me puse la piyama y las pantuflas, luego fui al patio por mandingas y lo llevé a mi habitación. Mandingas me abrazó, enseguida se acostó en la alfombra, le acaricié la cabeza y me acosté, solo dejé encendida una lámpara que me permitía graduar la intensidad de la luz, la gradué de tal manera que la alcoba quedó apenas iluminada. Después me entregué a mis sueños. Al comienzo fueron placidos, así hubiese dormido toda la noche, de no ser por mandingas que me despertó, estaba un tanto nervioso, me abrazó y luego me invitó a que lo siguiera, me indicaba la calle, antes de salir me puse unos zapatos tenis y un blue jean de rotos. Saqué algo de dinero y de inmediato abrí la puerta y seguí tras de mi perro. Mandingas es un pastor Alemán muy bien cuidado, en la noche le pongo ropa para canes, para protegerlo del frío. Mi perro empezó a correr, yo corrí también. De repente se escuchó una fuerte explosión, no fue muy lejos de donde estábamos. La onda explosiva rompió ventanales. Los transeúntes se echaron la bendición y continuaron su camino, nadie quiso indagar que pasaba. Yo me detuve unos minutos, hasta que pasara el peligro, mi perro no se despegaba de mi lado.
Se escucharon las sirenas de las ambulancias, la policía motorizada se dirigía rápido al lugar de los hechos. Tres radio patrullas también pasaron raudas. El asunto no me estaba gustando nada, pero tenía que volver sobre mis pasos, no iba a quedarme toda la noche en la calle, con tanto ladrón que anda a esas horas, nada de raro tiene que intenten robarme hasta el perro, aunque mandingas no se deja robar, es capaz de hacerse matar por ayudarme. Es un perro muy leal, más leal que muchos seres humanos, que a la primera oportunidad apuñalan por la espalda. Fuimos avanzando juntos, hasta que nos fuimos acercando a nuestra casa. La policía había acordonado el lugar, había algunos curiosos, a cuatro casas de donde vivo habían puesto una bomba en una bolsa de la basura, la detonaron a control remoto. El balance de la explosión era cinco heridos, dos muertos y las edificaciones con serias afectaciones. Yo quería ver en que estado había quedado mi casa. Me dirigí muy cordial a un oficial de la policía, sin más preámbulos le pregunté:
-¿Puedo pasar a mi casa, yo vivo en la casa de color blanco con antepechos cafés.
Me quedó mirando con desconfianza, me pidió mi documento de identidad, luego de verificar que no tenía antecedentes judiciales me hizo pasar. Los ventanales estaban rotos y uno de los muros cuarteado, ese daño me va a costar un buen dinero. Seguimos al interior, muchos de los adornos que se encontraban colgados en la pared se habían caído al piso, algunas porcelanas se habían quebrado, igual que los cuadros, pues e vinieron al suelo por la explosión.
Le di gracias a mandingas, lo abracé y lo consentí todo lo que pude, mi perro movía la cola en señal de alegría. De no ser por mandingas no sé que pudo haberme pasado, no sé por qué algunos seres humanos maltratan a estos animalitos, pues son la mejor compañía. Me dormí un rato en el sofá, mi perro no se despegó de mi lado. Fui a la cocina a hacer café y me puse a escuchar música relajante, pues mis nervios se alteraron.
CAPITULO 9 A UN PASO DE LA FELICIDAD.
La felicidad se puede conseguir por diferentes caminos, las posibilidades son muchas, unos buscan felicidad solo en el placer; otros en la paz del alma; otros en la fortuna. Ninguno de los casos anteriores era el caso de Juana, quien buscaba la felicidad en el servicio a los demás, bella manera de ser feliz y hacer felices a otros sacrificándose así mismo. Lo importante es que lo consiga, pues muchas veces no solo es necesario querer ser feliz, sino llegar a lograrlo.
Cuatro días después que pusieron la bomba a 4 casas de la mía, Juana vino a visitarme, me expresó su indignación por lo que me había ocurrido, mostró todo su rechazo a este tipo de atentados, que al fin de cuentas solo deja dolor, porque la mayoría de las veces mueren personas inocentes que no tienen nada que ver con el objetivo del atentado. Todo indicaba que el atentado estaba dirigido a un capo del narcotráfico, era una venganza de otros narcos, los cuales estaban ofendidos porque les había jugado sucio en un negocio de droga. Para desgracia mía y la de los muertos, el capo ni siquiera se encontraba en su casa a la hora del atentado. Después de hablar sobre los costos que me costaría la reparación de mi casa, le pregunté a Juana lo siguiente:
-¿Ya encontraste la felicidad o aun la andas buscando?.
Enseguida me respondió:
-Estoy a un paso de encontrarla.
Cuando me dijo eso se le iluminaron los ojos, a mí me dio mucha alegría escuchar la respuesta, si ella iba a ser feliz, también yo lo sería. Sin más rodeos, le pregunté:
-¿Cuéntame, cómo vas a encontrarla?
-He decidido irme a la policía, en esa institución estoy segura que seré feliz ayudando a los demás.
Si estas segura que ahí serás feliz, ¡adelante!
-Lo he pensado mucho y he llegado a la conclusión que lograré ser feliz, además con estudio podré ascender pronto.
Después de tomarnos un café que ella mismo preparó, nos despedimos con un abrazo fuerte. No sé por qué razón tuve el pálpito que Juana no sería feliz, pero no iba a aguarle la fiesta, sobre todo hoy que la vi tan contenta. Soñar no cuesta nada, ojalá que todos los seres humanos se atrevieran a soñar.
Muchos filósofos han dedicado libros enteros a la felicidad, no estoy seguro si la consiguieron o no, lo importante es que se atrevieron a hablar de la felicidad como sistema ético, ahí radicó el valor de sus esfuerzos, pues la ética no existe en estos tiempos, todo el mundo se vende. He conocido casos de amigos que han subido en la escalera social, pero pisoteando a los demás. Un alto porcentaje de la humanidad me produce asco, sobre todo los políticos, seres ambiciosos con alma de ladrones. Hoy tengo que encontrarme con uno de esos seres, me pidió que le haga una pintura de él, una replica con base en una fotografía. El cuadro debía ser de un metro y medio de largo por setenta de ancho. Le haré ese cuadro, pero le voy a cobrar muy caro, no voy a cobrarle cualquier peso a un tipo como este que roba a diario millones de pesos, no pasa de ser una rata de alcantarilla.
Ese tipo de cuadros me generan estrés, igual que infelicidad. Soy más feliz haciendo reproducciones de pinturas de pintores famosos, pintar paisajes me produce mucho placer, pero pintar este tipo de personajes me da bronca. Lo hago porque es una forma de ganarme la vida y nada más. Cuando me nace pintar lo que yo quiero, siento mucho placer, al pintar conjuro miedos y fantasmas.
Ojalá llegue a decir un día que estoy a un paso de la felicidad, como lo dijo hace un rato Juana. Yo vine a este mundo a ser feliz y lograrlo es una obligación, así que no voy a desfallecer en ese propósito, cuésteme lo que me cueste. Muchos ricachones teniendo todo el dinero que uno se pueda imaginar, no logran ser felices. A veces padecen enfermedades incurables, otras son desdichados, a pesar de su posición no han encontrado el amor, pues algunas mujeres los han utilizado y luego los han mandado a la mierda. El dinero no garantiza la felicidad, el dinero no debe ser un fin en si mismo, debe ser una finalidad, es decir conseguir la felicidad, a través del perfeccionamiento de las potencialidades. Hoy amanecí aristotélico y epicureista y kantiano, pero eso es lo de menos. Hoy amanecí conmigo mismo y eso es lo que debe importarme, lo demás no tiene sentido, desde que vaya conmigo a todas partes, no debo preocuparme de nada.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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CAPITULO 10 UN BOBO CON SUERTE
El bachiller Matías ha sido un hombre con suerte, pues sin mayor preparación ha llegado muy lejos, más allá de lo que muchos han llegado con carreras profesionales y con especialidades fuera y dentro del país, pero así es la realidad en el país más feliz del mundo: unos burros ganan cincuenta veces más que los verdaderos profesionales. En este país todo es al revés, los inocentes están en las cárceles y los delincuentes en el congreso cagándose todos los días en los colombianos de a pie, pero eso es lo que hay y a la nueva generación le corresponde cambiar esta situación antes que la muerte los arrope antes de tiempo, pues el gobierno los ha declarado objetivo militar y no tardarán en estar tres metros bajo tierra.
Esta tarde me tengo que encontrar con el bachiller bobo, pues ya está en Cali. Ayer me llamó para que nos encontremos en el Hotel Torre de Cali, yo iré a esa cita, pues me gusta verle la geta de tonto que tiene, ya me lo imagino concediendo entrevistas a los medios oficiales que se prestan para elogiar a estos sinvergüenzas y preguntarles superficialidades, nada que ver con la realidad del país. Mientras llegaba la hora señalada me fui al terminal de transportes, ahí me encontré de casualidad con un amigo de la infancia, estudiamos juntos la primaria y hasta el momento había logrado hacer fortuna llevando papa desde el sur del país, más concretamente desde Pasto a la Sultana del Valle, apenas me vio fue a saludarme, me dio un abrazo fuerte y enseguida me dijo:
-Años que no te veía, pensé que te habías muerto.
-Por qué había de morirme - le respondí.
-Me dijeron que estabas enfermo.
-Enfermo del alma será, pues del cuerpo estoy como un quinceañero - le respondí.
-Me alegra que estés bien y que estés progresando.
-La idea de progreso no debe mirarse solo desde el punto de vista económico.
-Entonces desde qué punto debe mirarse.
-Desde el crecimiento espiritual y en eso si he crecido lo suficiente, tanto que me quedas pequeño.
-Si tú lo dices, así debe ser.
Antes de despedirnos me dio su tarjeta, pues la idea era volver a encontrarnos lo más pronto posible para tomarnos unos cuántos guaros, no había dejado la bebida, siempre le gustó. Quedamos en vernos en dos semanas, nos dimos un apretón de manos y nos alegramos por el encuentro casual. Como estaba cerca del sitio de encuentro con el bachiller bobo me fui caminando, hacía mucho calor, saqué mi pañuelo y me limpié la cara antes de entrar al hotel, en la portería me preguntaron que a dónde iba, les dije que a ver al bachiller Matías, me dijeron que esperase en recepción mientras lo contactaban, ya que había estado muy ocupado todo el día atendiendo a la prensa y a funcionarios importantes del gobierno vallecaucano.
Esperé más de una hora, cuando estaba a punto de marcharme llegó y me dijo que fuéramos al bar, ahí podríamos hablar con tranquilidad. Al llegar al bar pidió 4 cervezas, empezamos a tomarlas de inmediato, pues el calor era intenso, después de hablar de algunas trivialidades, me dijo:
-Hacía más de un año que no te veía.
-Si señor, el tiempo pasa volando.
-Por supuesto, en ese tiempo aun no ocupaba el cargo que ahora ocupo.
-Lo felicito señor, debe sentirse mucha satisfacción desempeñar ese cargo, ¿cierto?
-Mucha, aunque te cuento que yo hago mis jugaditas, con el poder en mis manos no voy a ser tan tonto de no aprovecharlo.
-Si usted lo dice, sabrá cómo hace sus jugadas.
No cabía la menor duda que este mequetrefe aprovechaba el cargo para hacer de las suyas, para beneficiar a sus jefes y secuaces, tipos como este deberían estar tras las rejas, solo en Colombia nombran Presidente del parlamento a un bobo y avivato como este. En Colombia todo es posible y la realidad supera la ficción. Se acabaron las cervezas y yo pedí otras 4 y entramos al punto por el cual nos habíamos citado. Matías quería que le hiciera una pintura de él, en otras ocasiones le había hecho otros trabajos y había quedado satisfecho, creo que ya le había pintado 5 cuadros, en los que pinté a sus hijos y su esposa, uno todos reunidos y los otros cada hijo aparte. Nada del otro mundo, yo simplemente reproduzco la imagen con base en las fotografías que me traía.
Nos demoramos un tanto porque era un tacaño al extremo con los 38 millones que se ganaba y tenía el descaro de regatear el precio. Estuve a punto de irme sin llegar a ningún acuerdo, pero cuando me vio decidido, me dijo:
-Siéntate, aún no hemos terminado, además a un hombre tan importante como yo no se le deja con la palabra en la boca.
En ese momento me dieron ganas de escupirle la cara y para desgracia mía llegaron el fotógrafo y el periodista de un diario a tomarle fotos y a entrevistarlo. No me quedó más remedio que hacerme a un lado, mientras ese granuja hablaba bellezas de los políticos de su partido y de su gran jefe. Juró que me dieron ganas de vomitar, pues estos personajes me producen asco, incluidos también el fotógrafo y periodista porque son payasos que se prestan al juego sucio de la falsa democracia. Matías estaba feliz dándoselas de funcionario importante, de seguro se creyó la vaca que más daba leche, aunque en la realidad lo único que daba era mierda y mentiras. Una hora demoró la entrevista, yo estaba mamado esperando que terminara pronto, menos mal la entrevista llegó a su fin porque de haberse prolongado me hubiese ido sin importarme que a quien dejaba viendo un chispero era a Matías, me importaba un reverendo culo el dinero que podría ganarme pintando un cuadro de ese mentecato.
CAPITULO 11 ME ATRAJO SU AROMA
Después de la entrevista que le hicieron al bachiller bobo, hablamos cinco minutos más y me despedí de Matías, no soportaba verlo ni un minuto. Antes de irme a casa fui a darme una vuelta por el terminal, lo hice caminando, no quería llegar tan pronto, menos mal le había dejado bastante concentrado a mandingas para que no fuera a aguantar hambre. Subí al tercer piso a ver cómo despachaban los buses a las diferentes ciudades, me dio nostalgia no poder viajar en ese momento, pues quería huir de todo, hasta de mi mismo, pero no podía hacerlo pues tenía compromisos y, además quería resolver el misterio de Ilona lo más pronto posible. Ahí estuve como una hora, luego salí de la terminal de transportes y fui a abordar un bus del transporte masivo. No era demasiado tarde, el bus iba lleno de pasajeros, no había ningún puesto desocupado donde pudiera sentarme.
Me agarré fuerte de el tubo metálico, pues el conductor aceleró la velocidad. De repente sentí un olor que me era familiar, miré a lo largo y ancho del bus con la intención de encontrar a algún conocido, pero no, todos los pasajeros eran extraños, la mayoría obreros y amas de casa que regresaban muertos de cansancio a sus hogares. Habían salido desde temprano y apenas regresaban a ver a sus hijos. Poco a poco el olor se hacía más penetrante. Tuve un pálpito y desee que se hiciera realidad. Me desplacé a la parte trasera del bus y sucedió lo que yo deseaba, en la última banca del bus iba sentada María de los Ángeles. Me atrajo su perfume, me quedé mirándola con mirada penetrante, no dio ninguna señal de haberme reconocido, es más, hasta desvió la mirada hacia otra parte. En ese momento dude qué hacer, pero al rato me armé de valor y le dije:
-Tengo la impresión de habernos conocido antes.
Enseguida - me respondió:
-Puede ser, en el mundo hay dos caras iguales.
De inmediato - le respondí:
-Pueden haber tres, cuatro y hasta cinco caras iguales, pero juro que a usted la conozco.
En su rostro se dibujó una sonrisa irónica que duró muy poco, pues al instante me sonrió con dulzura y en tono amigable me dijo:
-Tienes razón, yo soy María de los Ángeles, no aspiraba a encontrarte de nuevo tan pronto.
-Lo importante es que nos encontramos, yo deseaba este encuentro.
-No me digas y eso cómo por qué.
-Porque me atraes, hay algo en ti que concentra mi atención y mis pensamientos.
-Qué bueno saberlo, ojalá algún día llegué a ser el centro de tu inspiración.
-Muy pronto serás el centro de todo, eso te lo aseguro.
-No me asegures ni me prometas nada, porque hoy decimos una cosa y mañana la vida nos obliga a hacer otra y muchas veces tenemos que irnos donde jamás pensamos.
En eso tenía toda la razón, vivimos en un mundo de grandes cambios y debemos estar preparados para ello, de no hacerlo nos quedaremos estancados, uno tiene que ir donde la vida llama, sin importar lo que deja atrás. En ese sentido soy más afín a la filosofía de Heráclito que a la de Parménides. Yo iba de pie y ella sentada, a pesar de esa situación hablábamos sin ningún temor ni vergüenza de los pasajeros. En la estación de Santa Librada se bajó el pasajero que iba a su lado y pude sentarme cerquita de ella. Apenas me senté sentí toda la exquisitez de su perfume y me dejé llevar a mundos imaginarios de los cuales no quería regresar en mucho tiempo.
En 4 estaciones más me tenía que bajar, para ser sincero no quería hacerlo, a no ser que ella quiera que la acompañe a donde va. Con el ánimo de saber que pensaba hacer ella, le dije:
-En cuatro estaciones me tengo que bajar, pero no quiero hacerlo.
-Y eso por qué - me respondió.
-Por qué quiero seguir hablando contigo, así de sencillo.
-Entonces yo me bajaré contigo, yo voy bien al sur, pero esa diligencia que voy a realizar, la puedo aplazar.
-Perfecto, así podremos hablar de muchas cosas que quiero hablar contigo.
-Como quieras, pero ya sabes que en cualquier momento me puedo ir sin darte ninguna explicación.
-De acuerdo, te puedes ir cuando estimes conveniente, si no quieres, te puedes quedar en mi casa.
-Me parece bien - me respondió.
En cada estación subieron y bajaron pasajeros del bus en que íbamos, ya estaba a punto de llegar a la estación en la que debía bajarme. Por Cosmocentro hay muchos lugares a los que se puede ir a escuchar música y a tomar cerveza. Me paré del puesto y seguí a la salida de la estación del transporte masivo, ella se agarró de mi brazo, al menos ya había perdido el temor, eso me dio alegría. Salimos de la estación,- le pregunté si quería ir a mi casa.
Si no tienes ningún problema, vamos - me dijo.
Yo vivía por los lados de Tequendama, así que encaminamos nuestros pasos hacia mi casa. A los 10 minutos llegamos. Ella se veía tranquila y muy amable conmigo. Por un momento me olvidé de las prevenciones que uno debe tener en una ciudad como Cali, sobre todo cuando se trata de llevar personas extrañas a la casa. Esta mujer me tenía tan hechizado que no pensé en nada, por mi la dejaría vivir en mi casa todo el tiempo que quisiera, el tenerla cerca aportaría a mi vida un sinnúmero de emociones agradables, por qué no decir placer también. Abrí la puerta y la invité a seguir, ella siguió tranquila, luego se sentó en el sofá y en con emoción - me dijo:
-¡Qué casa tan linda tienes!
-Me alegra que te guste, está a tu disposición cuando quieras puedes venir, - le respondí.
Antes que siguiera hablando me dirigí a la cocina y traje un par de cervezas bien frías y le ofrecí una, la cual aceptó con agrado. Mientras tomábamos esa bebida deliciosa, hablamos de cosas elementales. Al terminar de tomar la cerveza, - me preguntó:
-Hay un problema que me quede en tu casa.
-En absoluto - le respondí.
Enseguida me pidió prestado el baño, le indiqué donde quedaba, mientras ella iba me quedé sentado en el sofá. Esta mujer me embriagaba con ese perfume externo y con su esencia interna, estaba seguro que de hoy en adelante romería mis esquemas y entraría a mi vida para nunca salir más. Habían pasado 10 minutos desde que se fue al baño, no había regresado aun, cuando menos esperaba la vi venir, pero volvió solo con ropa interior y tacones. Al verla así suspiré, pues era una mujer muy hermosa, tenía un cuerpo armonioso y caminaba como una yegua de paso. Se sentó a mi lado, me miró con profundidad, sabía que era hermosa y manejaba la situación con mucha calma. Enseguida, me preguntó:
-¿Qué piensas de mi?, dímelo sin miedo.
-Pienso que eres el ángel que me vas a acompañar de hoy en adelante.
-No te emociones tan rápido, pues soy difícil de conquistar.
-Haré mi mejor esfuerzo para lograrlo, no me daré por vencido antes de tiempo.
-Me alegra tu optimismo, eso habla muy bien de ti.
Fue al baño de nuevo, esta vez por su bolso, dejó una estela de aromas que no se disiparon hasta que volvió. Luego sacó de su bolso un cuaderno y buscó un poema, que podría también ser la letra de una canción. Me pasó el cuaderno y me pidió que leyera el texto se intitulaba PUNTO DÉBIL, el contenido era el siguiente:
Mi punto débil es el alma
si no sabes tocarme
no lograrás excitarme
soy difícil de encender.
Si sabes tocarme el alma
tócame todo lo que quieras
yo espero con calma
mientras enciendes mi piel.
Ojalá que tú puedas
casi nadie ha podido
por no tener magia ni fuego
todos han perdido la apuesta.
Tócame el alma con versos
hazme delirar de pasión
con cálidos besos,
tócame la piel con tus dedos
si no te da miedo quemarte
sigue adelante.
Si me llego a apagar
te mando al diablo
después que me apago
no me vuelvo a encender.
Mi alma y cuerpo son para ti
tu inspiración y pasión
avivan llamas de amor
ardamos sin ningún temor
la hoguera está viva.
Después de leerlo entendí muchas cosas: primero que no era una mujer del montón, era una mujer muy singular, como pocas. Ella estaba dispuesta a entregar su cuerpo solo a aquel hombre que fuera capaz de conquistar primero su alma. Otro en mi lugar se hubiera abalanzado sobre esa diosa semidesnuda, pero ese hombre no era yo, pues había aprendido a manejar mis emociones, sabía contenerme en momentos extremos como este. En ese pequeño texto me dijo quien era ella, preguntarle más ya era exagerar, así que me dediqué solo a contemplarla de pies a cabeza. Yo estaba como en éxtasis, en intima comunión con esa preciosura de mujer. No sé cuánto tiempo estuve en esa contemplación profunda de la belleza hecha mujer, ella me volvió a la realidad con la siguiente propuesta:
-Esta noche quiero que me dibujes, hoy seré la modelo que nunca has tenido, - estoy segura que a partir de hoy potenciaras tu talento, - ¿de acuerdo?
Imposible rechazar ese tipo de propuestas, así que le respondí de inmediato:
-Por supuesto que te dibujaré, esta noche será de siluetas y aromas, también de besos si tú quieres.
-Por ahora solo dibújame, - luego veremos.
Esa noche fue una de las noches maravillosas que había pasado en toda mi existencia. Primero hice un dibujo al carboncillo, la dibujé desnuda por completo porque antes de empezar se quitó la ropa interior, ella mismo escogió la pose en que debería dibujarla, la pose era muy erótica y muy sugerente. Era la primera vez que dibujaba una mujer tan hermosa, no sé cómo pude hacerlo ya que de solo verla mi corazón aceleró mi palpitar de tal manera que creí que se saldría de mi pecho, además sentí un sinnúmero de emociones placenteras. Mi mano empuñaba con seguridad el lápiz, seguí el relieve de su cuerpo con suma precisión, no puedo negar que me excité mucho cuando dibujaba sus pechos y su parte más intima. El verdadero artista debe dibujar y pintar con placer, pues en ese momento mis pulsaciones eran de vida y no de muerte. Al terminar se levantó y miró el dibujo, me sonrió y luego me dijo:
-Buen trabajo, te felicito.
-Gracias,- hice lo mejor que pude,- te pinte con placer.
-Supongo que fue primera vez que dibujabas a una mujer posando desnuda, pensé que se te saldrían los ojos, pero me equivoqué.
-Te equivocaste, pues las emociones se sienten por dentro, - no puedo negar que eres muy sexy, máxime desnuda, - gocé la experiencia y a partir de hoy me dedicaré a la pintura más estética, - las reproducciones me permiten vivir bien, pero no desatan mis emociones.
-Me alegra escuchar lo que dices, ¿Puedo hacerte una pregunta?
-No solo una sino las que quieras - le respondí.
Con ironía - me preguntó:
-Te mojaste mientras me pintabas, - dime la verdad.
Me mojé pues dibujarte desnuda me produjo, una sensación de placer infinita, - llegué al orgasmo, te lo aseguro.
Se rio y luego fue hacia el baño a pegarse un duchazo, mientras regresaba, fui a la cocina a prepararme un café bien cargado. Me lo tomé bien caliente y el café me dio más calor del que estaba haciendo, estábamos a 38 grados de temperatura, sentí calor en todo mi cuerpo, sudé más de lo normal. Volví al sofá donde ella posó para mi y esperé a que regresara. Al rato llegó muy fresca, esa noche vestía un pantalón vaquero con rotos y una blusa negra que dejaba apreciar parte de sus pechos hermosos. Me pidió un café, fuimos a la cocina y ella misma se lo sirvió. Después de tomárselo me dijo:
-Me voy, pero volveré muy pronto, pórtate bien y sé feliz todo lo que puedas, sólo se vive una vez.
La acompañé a coger un taxi, nos despedimos de abrazo fuerte, se subió al vehículo y se fue hacia el sur. No quise preguntarle nada, ella es una mujer a la que no le gusta que le indaguen asuntos de su vida, así que me quedé en silencio viendo el taxi perderse en la distancia. Enseguida regresé a mi casa, encontré a mandingas en la sala, mientras dibujaba a María de los Ángeles, mi perro estuvo en silencio, no escuché ni un solo ladrido, él sabe como comportarse cuando llegan visitas agradables, pues cuando son desagradables es capaz de atacar, mi perro sabe distinguir las buenas personas de aquellas que no lo son. Tenerlo a mi lado es prenda de garantía porque no solo cuida la casa sino también a mi. Yo soy muy fiel con él y mandingas conmigo.
No pude dormir todo lo que restaba de la noche, María de los Ángeles no quiso irse de mi memoria, por más que intenté dormir no pude, por estar pensando en ella, dejó impregnado su aroma en mis manos y en mi ropa, ella es de esas mujeres difíciles de olvidar, una vez que entran a la vida de un hombre se vuelven imprescindibles como el aire y el agua, como el alimento y el fuego. Desde ayer sentí que no era el mismo, sensación que corroboré cuando me vi al espejo, mis ojos tenían un brillo intenso que antes no tenían, mi rostro se veía muy feliz, una felicidad fuera de lo común. Ella produjo ese cambio en mi cara y en mi alma, ojalá que mañana o pasado no tenga que pagar con lagrimas por este momento tan hermoso que estoy viviendo. Yo no quiero una felicidad transitoria, yo quiero una felicidad eterna, producto de un amor intenso que me haga gritar de emoción y placer.
CAPITULO 12 A UN PELO DE LA FELICIDAD Y DE LA MUERTE.
Hoy me llamó Juana para decirme que estaba muy feliz que estaba a un pelo de conseguir la felicidad que tanto anhelaba, esa felicidad que le había sido esquiva durante tanto tiempo. Juana fue mi mejor amiga cuando estudiamos la secundaria, era de esas amigas leales y con una nobleza muy grande. De todos mis compañeros de aquel entonces, solo a ella la llevo en mi memoria, a muchos no los he vuelto a ver, con ella seguimos viéndonos cada que podemos. La he ayudado cuando ha necesitado mi ayuda y viceversa. Me hubiera gustado verla en la universidad estudiando artes plásticas, estoy seguro que habría triunfado fácil en ese campo tan difícil, pero la falta de recursos económicos la llevaron a optar por la policía.
Yo estoy seguro que hará buena labor en esa institución, pues tiene magia y carisma, cualidades que no las tiene cualquier mujer. Ya me la imagino realizando su trabajo en beneficio de la comunidad, además de tener presteza tiene belleza. Ella es una mujer integral, es la conjugación de virtudes espirituales y corporales, en conclusión me arriesgo a decir que es un ser maravilloso, de esos seres que dejan huellas imborrables a aquellos que tienen la fortuna de encontrarse con esta mujer única. Conversamos largo por teléfono, pues teníamos tiempo suficiente para retrocedernos en el tiempo y recordar momentos felices que vivimos en el colegio. Luego me contó que había pasado el examen físico y también el psicológico, lo cual significaba estar dentro de esa institución que vela por la seguridad de los colombianos. También me contó que solo faltaban unos detalles sin importancia y que muy pronto empezaría el curso de oficial y al cabo de unos meses estaría realizando su trabajo en las calles de la Sultana del Valle. Su felicidad también fue la mía, pues me produce gran alegría cuando mis amigos triunfan, siento estos triunfos como propios y los celebro como si fueran míos.
El tiempo siguió su normal recorrido y yo seguí adelante con mis actividades, empecé a pintar un cuadro de Juana que pensaba regalarle tan pronto regresará de realizar el curso, para tal efecto tuvo que desplazarse a Tolemaida, ella nunca antes había salido de su casa, pues nunca dejó sola a su madre y su hermanito menor, el chico tenía 15 años y aspiraba a ser cantante profesional, a su corta edad ya tocaba muy bien la guitarra y cantaba con el alma, parecía un jilguero, a mi me gustaba verlo tocar y cantar en las clausuras del colegio, yo acompañaba a Juana a esos eventos, los dos íbamos en representación de la madre que se mantenía muy ocupada atendiendo una pequeña tienda que les permitía ganarse el sustento. Ofelia era su nombre y tuvo que hacer un crédito para pagar el ingreso de Juana a la policía, como todos las padres de los hijos que se van a esta institución, Ofelia era pobre, a duras penas sobrevivía. No quería irse de este mundo sin ver triunfar a Juanita, así la llamaba cuando yo iba a visitarla. Un buen día, - me dijo:
-Como me gustaría que tu te casaras con Juanita, eres un hombre sincero y honesto, de esos hay muy pocos de hoy en día.
De inmediato, - le respondí:
-Gracias por sus palabras tan bonitas y halagadoras, si nos llegásemos a enamorar, así será.
-Y por qué no te enamoras de ella, mi hija es muy linda, una mujer que vale oro en polvo.
-Lo sé pero démosle tiempo al tiempo, en el corazón no manda nadie. A mi también me gustaría tener una mujer como Juanita y una suegra como usted.
Ese día esperé a Juana más de dos horas, pues había ido a hacer una diligencia al norte de la ciudad y se demoró más de la cuenta. Mientras yo tomaba café con su madre, se pegó un duchazo y luego fuimos a cine, ese día presentaban La Estrategia del Caracol, de Sergio Cabrera, nos fuimos caminado y tomados de la mano al teatro San Fernando.
Juana era una mujer de gran sensibilidad, me acuerdo que ese día consoló a un gamincito que lloraba en la puerta de un súper mercado. Luego le compró un paquete de galletas y un refresco para que calmara el hambre. También le secó las lagrimas con una servilleta y antes de irnos le dio un abrazo en la frente, así era ella, era todo bondad y ternura, sabía hacerse querer y respetar como ninguna mujer lo hace.
CAPITULO 13 MI REENCUENTRO CON ILONA.
Después de tres intentos fallidos por encontrar a Ilona, la vine a encontrar en el lugar menos imaginado. Había ido tres veces al Bar Reminiscencias con la esperanza de encontrarla, pero nada, también fui tres veces a su casa y tampoco la encontré. Estaba un tanto contrariado con esa situación y pensando en olvidarme de ella, cuando en una tarde de lluvia la encontré en la Ermita, estaba sentada en una banca leyendo un libro, al principio pensé que era un libro de oraciones, pero me equivoqué, estaba leyendo Cumbres borrascosas de Emily Brontë. La novela cuenta la historia de amor entre Catherine Earnshaw y su amigo Heathcliff. Un hombre llamado Lockwood llega a la finca Cumbres Borrascosas para conocer al señor Heathcliff, su casero, que le ha alquilado una villa cercana, la Granja de los Tordos... Años después, los padres de Catherine y Hindley mueren. Ilona era una mujer interesante, me dio mucha alegría volverla a encontrar. Me acerqué con tranquilidad, sin hacer notar la felicidad que me produjo verla. Me ubiqué tras de ella, en la banca siguiente y le llamé la atención tocándole con suavidad su hombro. Ella regresó a mirarme y en tono cordial, - me dijo:
-Qué sorpresa tan agradable volver a verte.
-Eso mismo pienso yo, - le respondí.
Luego me senté a su lado, Ilona estaba muy bella, esa tarde vestía una falda de color verde militar y una blusa blanca y sandalias azules. Era hermosa, de eso no cabía ninguna duda, además tenía un cuerpo muy armonioso que la hacía ver más agradable.
La dejé que siguiera leyendo, eran como las tres y media de la tarde, yo guardé silencio hasta el momento en que ella volvió a hablarme, para decirme lo siguiente:
-Pensé que no te volvería a ver más.
-Yo también pensé lo mismo, - le respondí.
Luego le conté que la había ido a buscar tres veces a su casa y tres veces al bar y en ninguna de las dos partes la había encontrado, también le dije que me había llevado uno de sus libros de la biblioteca, a lo cual me respondió:
-Me parece muy bueno que te lo hayas llevado, los libros son de quien los lee.
-Es decir que todos tus libros son míos, - le respondí.
-Si estás dispuesto a leerlos todos, por supuesto- me respondió.
Cada que desee leer un buen libro iré a tu casa y lo tomaré de tu biblioteca, - le dije.
-Cuando quieras hacerlo no hay problema.
-Ojalá que de hoy en adelante, nos veamos más a menudo, ¿te parece?
Por supuesto, es más, quieres ir conmigo a mi casa.
-Con una condición, - le dije.
Dime cuál, - me respondió.
-Que no te vayas ir como la anterior vez.
-Tranquilo esta noche no me iré, también quiero hablar contigo.
Esta vez no fuimos a 4 esquinas en el transporte masivo, ella decidió que fuéramos en taxi, yo quería ir en el masivo, pero a ella no le gustaba que le llevaran la contraria, así que abordamos un taxi y empezamos el recorrido a su casa. Durante el recorrido volvió a llover, de las calles emanaba un vaho como producto del choque de temperaturas, pues el calor siempre está por encima de los 35 grados. Muchos transeúntes sacaban de su pantalón un pañuelo y lo ponían sobre su nariz, supongo que ese vaho era malsano. Cuando el taxi se alejó del centro respiramos otro aire, pues el nivel de polución en el corazón de Cali es muy elevado. Ilona se recostó en mi hombro, como la mayoría de las mujeres olía rico, no como María de los Ángeles, pero tenía una agradable olor, parecía uno de la línea de Versace, un perfume apropiado para el verano. Al llegar a su casa le preguntaré para ver que tanto sabía de perfumes. Antes de llegar me dijo:
-Para celebrar nuestro reencuentro me gustaría tomarme un vino contigo. - ¿Qué te parece?
-Excelente idea, - le respondí.
Una cuadra antes de su casa había un estanco, fuimos y compramos un vino chileno. Luego caminamos hacia la casa, antes que entráramos a la vivienda se acercó un guachimán y le dijo:
-Buenas noches patrona, vino un señor muy elegante y le dejó este sobre.
De inmediato, Ilona le respondió:
-Gracias por recibirlo,- dijo algo más ese señor.
-No patrona, como no la encontró decidió dejarle el sobre, - no dijo nada más.
Ilona, sacó un billete de cinco mil pesos y se la pasó al vigilante, quien se fue contento, después de agradecerle.
Me volví a sentar en el sofá que me senté la primera vez, ella puso la botella de vino sobre la mesa y se me acercó lo más que pudo. - Luego me dijo:
-Hoy hablaremos de todo, menos de política, ni se te ocurra mencionar a alguno de esos seres despreciables.
-De acuerdo, - le respondí.
Sin ningún reparo se quitó la blusa, la falda y las andalias delante mío. Antes que yo dijera algo, me tapó la boca con su mano y me miró de arriba abajo, después retiró su mano de mi boca y dijo lo siguiente:
-Con este calor tan tenaz deberíamos andar en bola.
-Tienes toda la razón, - le respondí.
Esa fue una de las noches más maravillosas que disfruté en toda mi vida, no solo por la exquisitez del vino, sino por la charla que tuve con Ilona pues era de esas mujeres muy fluidas verbalmente y captan la atención total de quien las escucha, a mi me tenía embobado con cada respuesta que me daba cuando le inquiría sobre arte, música y poesía. Me dijo que hacia algunos años atrás había estudiado comunicación social en la Universidad Autónoma de Occidente, pero no había querido ejercerla pese a la infinidad de propuestas que le hicieron de los medios de comunicación de Cali y de la capital de la república. Ilona tenía una voz que acariciaba, me la imaginé conduciendo un programa musical, estoy seguro que habría captado muy fácil a la audiencia. Ella prefirió dedicarse a la aromaterapia, para aprender todo lo relacionado con esta novedosa disciplina del saber humano, viajó a a Bogotá, allá vivió cinco años y luego se fue otros tres a especializarse al Brasil. Le había ido muy bien desde el punto de vista laboral, ya que sus clientes eran políticos y ejecutivos con un buen nivel económico.
La noche fue avanzando y nos acabamos de tomar esa botella de vino. Habíamos hablado de todo, antes de irme a dormir me dijo:
-¿Cómo te sientes conmigo?
-Muy bien - le respondí
-Para que te sientas mejor, te invito a dormir conmigo en mi cama.
Quedé sin palabras, pero después de recuperarme de aquella sorpresa, le respondí:
-Estás segura de lo que me estás proponiendo.
-Muy segura, lo importante es que hayas entendido lo que te propuse.
-Por supuesto, - le respondí.
Ella dijo "te invito a dormir en mi cama", cualquiera hubiera pensado que estaba invitando a hacer el amor, pero no era así. Ella se puso ropa para dormir, yo me quité el pantalón y la camisa y me acosté a su lado. No tardó en dormirse, yo me demoré un rato en conciliar el sueño, que a propósito fue muy placido. Me desperté a las 7 de la mañana, ella ya se había levantado, había hecho desayuno y se había ido de la casa muy temprano. En la almohada me había dejado una nota que decía lo siguiente: "tuve que salir temprano, no quise despertarte, si quieres espérame en la noche regreso".
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