Fue tan mágico cuando apareciste, fue lentamente como llegate a mi vida, fue un día en el que vi tus pies, y sin querer seguí sus pasos. Semanas más tarde fueron tus manos las que se quedaron en mi mente, casi las sentí sobre mi cuerpo. Maldito fue el momento en que encontré tus ojos, entraron en mi cabeza y desde entonces no han salido. En la noche me observan sigilosos, en el día los busco con desesperación, ¡no están! no los veo, los necesito como necesito verte, como necesito respirarte, como necesito oirte, como necesito hablarte, como necesito que me llenes cada día.
No se como me ha durado tanto esta ilusión, si no tiene ningún sentido, si tus manos jamás me tocarán, tus labios jamás mojarán los míos, y nunca, nunca podré tenerte, porque es ella, es ella la que te tiene embrujado, y yo, yo sólo se que nada soy, la nada, la nada, nada de nada. |