¿PORQUÉ NO LE CREYÓ?
La mujer le aseguró al hombre que ella amaba lo genuino, lo auténtico, que odiaba la mentira, lo falso, bla, bla...Él la miró largamente y dando media vuelta, se alejó. ¿Por qué no le creyó?
Se miró al espejo con sus lentes de contacto Azul Mar, empañados por la humedad de cierto esbozo de lágrimas, que no llegaron a tales. Peinó una de sus extensiones Rubio Ceniza de su cabello y se quitó un pedacito de comida de una de sus fundas, frunciendo de paso, esa boca rellena de colágeno. Trató de sonreír sin conseguirlo del todo, por el Botox, y admiró las prótesis en su trasero y pecho.
Sacudiendo la cabeza oxigenada, se dijo que jamás podría comprender a los hombres.
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¿HASTA CUÁNDO?
¿Cuánto tiempo podría seguir aguantando? Ya no daba más. Quien había sido el hombre de su vida la maltrataba a más no poder, la insultaba, la golpeaba. La vez pasada de un solo golpe de puño le había hecho caer dos dientes de adelante. La pobre mujer juntó fuerzas y lo denunció, pero fue inútil, ya había pasado el tiempo, los moretones se esfumaron y los dientes le dijo la policía, ¿cómo saber si era verdad que los tenía, y por los golpes se cayeron? además, ¿cómo probarlo? y sobre todo: ¿cómo seguir por la vida sufriendo tanto?
Hacía años que esto sucedía, pero iba de mal en peor. Es que el hombre se solazaba viéndola temblar, ¿y aquella vez, cuando pegó tan fieramente a sus hijitos con el cinturón? Eso fue lo peor que pudo haber hecho, ¿qué clase de hombre, qué clase de padre, hace semejante barbaridad? En fin, ya pasó.
Buscó la escoba para juntar los escombros del hombre que una vez, hacía tiempo, amó. Realmente, no era nada mala con las brujerías.
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