La noche siguió avanzando, ya iban a ser las 24 horas y ella no llegaba, lo más probable es que no llegue, ante esa circunstancia no me quedó más remedio que quedarme en su casa. No iba a ser tan pendejo para salir a la media noche en 4 esquinas, un sector inseguro a cualquier hora. Cualquier hombre se habría ido de ahí, apenas Ilona salió, pero yo no, así todo parezca absurdo me quedaría hasta que ella regrese.
Antes de acostarme, volví a la biblioteca, al menos los libros me daban la calma cuando se avecinaba la tormenta. Esta vez reparé en otros libros, sobre todo en un libro llamado "Rebelión En La Granja" de George Orwel, un libro que deberíamos leer obligatoriamente.
Este libro se publicó por primera vez en 1945 y contiene una fuerte crítica al gobierno soviético de Stalin, y también al socialismo.
Básicamente, narra la historia de un grupo de animales de una granja que consigue eliminar la “tiranía” de los humanos, y crear su gobierno propio. Pero, al final, las cosas vuelven a ser igual o peores que al principio, solo que esta vez con otros animales como protagonistas.
La novela critica al comunismo, y también a los gobiernos corruptos. El mismo, hoy en día no se puede vender en Cuba (aunque no está prohibido leerlo). También en Kenia desde el año 1991, en China ha sido prohibido desde su publicación, en Rusia desde hace más de 30 años, y en los Emiratos Árabes desde 2002.
Entre otros libros también estaban en los estantes El Código Da Vinci, Los Versos Satánicos, Alicia En El país De Las Maravillas y otros tantos. Si a Ilona le da por regresar dentro de un año, situación que no creo, al menos tendré libros para leer y cuadros por pintar, sobre todo a ella que sin conocerla a profundidad, ya es motivo de inspiración. Tomé de la biblioteca el libro de George Orwel, la idea era leer unas cuántas páginas, hasta que me de sueño, abrí el libro y en la segunda página me encontré un manuscrito, la letra era muy bonita, más bonita que la mía, me atrevería a decir que era una letra de mujer. El manuscrito no estaba firmado, no había fecha, ni lugar. El manuscrito decía: "si vas a salir con tu perro, llévalo bien lejos, tu perro también sueña con otra normalidad, la que tenemos produce miedo y ansiedad. En lo posible quédate allá, acá no le haces falta a nadie. La humanidad es indolente, no siente, no tiene olfato. Si aun eres sensible, no sos de este mundo, si aun tienes esencia, consérvala porque los seres humanos huelen a mierda, la diferencia la haces tú. Si eres un ser de alma sigue riendo y llorando de acuerdo a la circunstancia. Date por bien servido, la humanidad está desalmada". Quien haya escrito este breve manuscrito, me atrapó.
En esta época todo es posible, el ser humano ha involucionado tanto que no le importa matar y comer carne del muerto. Si uno mira el mundo, es una cloaca lujosa, pues vivimos en el mundo de las apariencias, detrás de lo que veo, todo apesta. Bajé al primer piso con el libro de Orwell, abrí una de las habitaciones, con seguridad que esa era la alcoba de Ilona, sin importar de quién fuera me senté en la cama, me quité los zapatos, me quité la camisa y me tiré en la cama. A esa hora hacía un poco de frío, me arropé con el edredón verde y traté de dormirme. Poco a poco el sueño me fue invadiendo, pero mi descanso no fue placido, pues tuve una pesadilla en la que me encontraba rodeado de animales salvajes hambrientos que devoraban mis carnes, después de hacerlo se iban, yo me levantaba totalmente descarnado y me iba para mi casa, quienes me veían se burlaban, me decían: "aun no estamos en carnavales". Me tiraban monedas, cuando me agachaba a recogerlas del piso, mis huesos se hacían polvo, al rato pasaban los vehículos sobre mis restos, yo gritaba pero mis gritos nadie los escuchaba.
Alas seis de la mañana me desperté bañado en sudor. Menos mal que solo fue una pesadilla macabra, ojalá la olvide pronto, aunque no creo porque ese tipo de pesadillas jamás se olvidan. Enseguida fui a bañarme, en el baño había jabón y toalla, mientras el agua caía sobre mi cuerpo, mil ideas fluían en mi mente, la mayoría terribles, pero al rato me tranquilizaba. Hasta ayer mi vida transcurría sin novedad, me limitaba a pintar en mi casa, a leer, escribir, comer, beber y defecar. A pesar que era una vida muy diferente a otras formas de vivir, necesitaba que alguien le diera un giro de 180 grados a mi existencia.
Eran las siete de la mañana y ella no había llegado. fui a a la cocina y preparé el desayuno, luego fui a la biblioteca, ahí estuve toda la mañana leyendo Rebelión En la Granja. En las páginas que alcancé a leer me di cuenta que el autor no creía en el comunismo como sistema político capaz de reivindicar al pueblo. Yo tampoco creo que la democracia reivindique a nadie, me parece que solo existe en el papel, es más nefasta que el comunismo, pues tiene de aliada a la justicia que es una prostituta que se vende al mejor postor.
Estaba tan concentrado en la lectura que no me di cuenta que ya era la una de la tarde, pero Ilona no había llegado. Por mi la habría esperado, pero no podía porque mi perro moriría de hambre. Salí de la casa, agarré el taxi que más rápido pasó y me fui para mi casa, me bajé dos cuadras antes y compré un almuerzo, pedí que me lo empacaran, a los cinco minutos ya estaba en mi casa. Apenas abrí la puerta mandingas se abalanzó sobre mi, me abrazó como si fuera un ser humano, nunca me había demorado tanto dejándolo solo. Almorcé con gran apetito, le di de comer a mandingas y luego me recosté en el sofá. A las tres salí hacia el bar Reminiscencias a ver a Ilona. Entré y pedí una cerveza, pero ella no estaba por ninguna parte. Le pregunté al dueño por ella y de inmediato, me respondió:
-Señor, ella no vino a trabajar hoy, tal vez vuelva mañana.
Continuará...

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
@