Mis lecturas siempre han sido muy desordenadas, cuando termino de leer un libro y estoy por decidir cuál será el siguiente, puedo terminar entre las manos con uno de cuentos, una novela, uno que hable de historia, quizás de poesía. O de cualquier otro género, porque no siempre el humor o el estado de ánimo se hallan dispuestos para leer libros del mismo tipo. Así que en la elección más reciente, me agarré uno de poesía: los poemas completos de Dylan Thomas.
Reconozco que a lo largo de los años he leído pocos libros de poesía, algo de Amado Nervo, Pablo Neruda, Wislawa Szymborska, José Emilio Pacheco, Walt Whitman, Julio Cortázar, Charles Bukowski, Jaime Sabines, Efrén Rebolledo y poesías aisladas de muchos otros poetas: Swinburne, Baudelaire, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Cernuda, Yeats, etc. Así que no soy un hábil lector de poetas.
La poesía de Thomas me ha resultado bastante difícil y oscura; sin embargo, su lectura (traducida al español) ha mantenido mi interés por ella, aunque comprenda poco o nada. En cada poema, utiliza una amplia variedad de imágenes y metáforas, que para los poco avezados como yo, a ratos resulta críptica e incomprensible. Supongo que los estudiosos de su obra, han logrado atravesar la muralla de metáforas que parece infranqueable, inaccesible.
A pesar de mi poca comprensión de los poemas de Thomas, hay varios que me han gustado, tal vez no completos sino una parte de ellos. El poema que anexo a continuación es un ejemplo de la poesía de Dylan Thomas y de los pocos que logré penetrar un poco.
Este pan que yo parto fue alguna vez avena,
este vino en un árbol extranjero
se zambulló en su fruta;
durante el día el hombre y por la noche el viento
segaron las cosechas, rompieron el gozo de la uva.
Alguna vez, en este vino, la sangre del verano
golpeteaba en la carne que vestía la viña,
un día en este pan
la avena al viento era alegría,
el hombre rompió el sol, abatió el viento.
Esta carne que partes, esta sangre a la que dejas
sembrar desolación entre las venas
fueron avena y uva
nacieron de la raíz sensual y de la savia;
mi vino que te bebes, el pan que me arrebatas.
Dylan Thomas.
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