Qué ha quedado de su paso por este mundo? Bastante. Un sinnúmero de vivos laberintos generadores de otros. También huellas invisibles. Risas en eternos ecos. Entrega diaria al deber religioso de ser semilla de las flores.
Un día pregunté quién era usted. Y la respuesta salió de una memoria más antigua que las palabras.
Hoy, desde la ventana con sonido, ha llegado con alegre nostalgia esa sensación de ausencia aceptada, pero que arrastra hacia pozos donde se ahoga el aliento, reclamando ese pedazo de uno, ahora hecho silencio.
Otro día. Un licenciado de la vida, puso su existencia como ejemplo. Entre espejos mojados, salieron las frases que pintaban un compromiso con la solidaridad.
Desde adentro, puedo ver la esquina de la madrugada, y ahí la figura de mi padre recortada sobre el azul oscuro del amanecer. Iba a cumplir con el Sol. Iba dejando dormidas sus flores, mientras partía a buscar agua para sus vidas.
Así fue una parte de vida de Ángel Polivio Arciniegas Villacis.