DON ANSELMO
Soy un modesto burócrata de una ciudad mediana del estado de Tlaxcala, lugar con un clima inmejorable, nos gusta la cultura y vivimos en tranquilidad gracias a don Anselmo.
¿Quién es y que representa este Señor? (Así con mayúscula), es nada menos que el jefe de policía, cincuentón echado pa’ delante como vulgarmente se dice, con su infaltable sombrero tejano, su 45 al cinto, compadre del presidente municipal, ambos del PRI, partido político que siempre gana, pues nadie quiere enemistarse con el jefe de jenízaros. Pero no es tan malo. Vivimos en paz, pues don Anselmo tiene unos tratos con los malosos. Es una plaza donde se manda la droga a EE. UU, que se cultiva en el fértil suelo que nos circunda de inmejorable calidad sobre todo la marihuana (me consta) y el pueblo vive tranquilo.
Como buen macho mexicano, le fascinan las mujeres, tiene tres viejas, cada una con su casa y es muy bien organizado, todos los burdeles los ha agrupado en un lugar lleno de árboles y cuya gerente es doña Mariquita, también comadre suya. Aclaro que somos muy católicos. Él prueba primero a las pupilas que llegan a las casas de placer, para darles el visto bueno.
Un mal día, probaba a una jovencita de 18 años, cuy novio la había engañado trayéndola de las lejanas tierras potosinas para venderla a doña Mariquita. Con la atingencia que tenía don Anselmo para estos casos, en lo más álgido del momento estaban, cuando la dama gritó: ¡Papá!, nuestro héroe estaba en “peletier” al voltear vio a un güero con un enorme pistolón que con magnífica puntería le metió una bala en medio de los dos ojos.
Se supo que el asesino era de los altos de Jalisco donde se llevó a su hija y desde luego la justicia no hizo nada. ¡Puras vergüenzas!
Esto, no pasaría de una anécdota policiaca, lo malo fue que en las elecciones del medio sexenio, ya sin don Anselmo, ganó el partido de moda, ese que dice que no son iguales y presumen de ser incorruptibles, pero, la delincuencia se disparó, cada malandrín hace lo que le da su gana, hay infinidad de balaceras y adiós tranquilidad en mi amada ciudad.
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