Cansado de buscar trabajo en empresas en las que sólo entraban los apitutados y con el peso del fracaso oscilando sobre su cabeza como frío péndulo de reloj, en sus largas noches de insomnio y angustia, Juan se preguntaba; ¿para qué sacar una carrera?, ¿para qué tanto esfuerzo y dedicación?
Vivía en un entorno de pobreza. Esquivó las malas juntas y los consejos de falsos amigos que le hablaban de augurios de dinero fácil mediante el robo o la venta de drogas, pero no, él quería romper ese círculo, para ello había estudiado. Quería devolverle a su madre todo cuanto ella le entregó con tanto sacrificio. Sacarla al fin de ese ambiente; sin embargo, el tiempo pasaba y no conseguía empleo. Juan se había convertido en un número más de la triste estadística de profesionales cesantes. Su único oficio, de momento, era fumar para calmar sus nervios y patear las piedras, como tantos otros en su misma condición.
Supo de la protesta contra la desigualdad social. Primero fue un murmullo, luego un caudal de río que fue creciendo de barrio en barrio. En su corazón y su mente se instaló el convencimiento de que la única forma de lograr un cambio era integrándose a la lucha, aportando su sangre joven. Agarró el skate, su mochila de mezclilla, la bandera de su pueblo y con determinación partió. La calle olía a esperanza y allí, entre la multitud, alzó sus puños con fuerza dejando salir como un torrente su impotencia y rabia. Gritó, gritó de forma desgarrada intentando desprenderse de todo el dolor acumulado, de toda la pena y frustración por cada vez que golpeó puertas que con indiferencia le fueron cerradas en la cara. Gritó por sus sueños rotos y por ese futuro glorioso que le era tan esquivo, y siguió gritando, aunque su garganta era un nudo que le estrangulaba. Lleno de emoción, con el deseo de que su clamor llegase hasta el último confín del cielo lloró, también lloró, sí, por la misma rabia e impotencia que le quemaba desde hacía ya demasiado tiempo.
Antes de salir, su madre intentó detenerlo, le rogaba que no fuera, que era peligroso, pero al Juan -para su madre, el 'Juanito'- sólo lo detuvo una bala.
M.D
Los Prisioneros. El Baile de los que sobran:
https://www.youtube.com/watch?v=qbAuJ0aTg0U
Nota de Autor:
Apitutado: dícese de quien consigue algo no por mérito propio, sino por ayuda de amistad o pariente.
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