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		Hicimos cincuenta  
mil centímetros sobre  
una tortuga. 
 
Un largo viaje 
como para recordar 
a cada minuto. 
 
Ancha avenida 
de ocho mil centímetros 
y cuatro carriles. 
 
Pisa la tortuga 
el cantero del Sheraton 
y se desmaya. 
 
La tortuga exauta  
con la cabeza fuera  
del caparazón. 
 
Y el tablero 
con llaves es un rancho 
para cada una. 
 
Amy de humor 
refractario prefiere 
lugares con luz. 
 
No hacen falta 
órdenes en emprender 
otro horizonte. 
 
Vemos una larga 
limusina con asientos 
beige y subimos. 
 
Un jeque árabe 
es el dueño del viaje 
"recreativo". 
  
Y si Dios fuera 
esclavo lo sería 
de nuestro jeque. 
 
Ni una mínima 
manchita en la túnica 
reluciente. 
 
Él toma fotos 
dando vueltas manzana 
al Obelisco. 
 
Solo le importa 
el tiempo por tener 
baja la batería. 
 
Pero de pronto 
el jeque seca lágrimas 
con la túnica. 
 
Pone palabras 
en un traductor y da 
el móvil al chofer. 
 
El largo auto 
deja de girar y 
encara al norte. 
 
Sin tener manos 
al ver la Chacarita 
aplaudimos. 
 
La estirpe con  
apellidos en fila 
cofre del pueblo. 
 
Voy a la tumba 
mía y de mi madre 
Amy nos canta. 
 
El jeque se perdió 
en el cementerio 
bañado en llanto. 
 
A todo momento 
Dios hace la realidad 
y no descansa.  | 
	
Texto agregado el 11-06-2021, y leído por 83 
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