En medio del gran show que rodea al Super Bowl, y ante las aclamaciones de una parte de la muchedumbre, y los silbidos y reprobaciones de otra parte de la turba, se escuchaban los gritos y los alaridos de Shakira, cantando un viejo éxito suyo, tan popular como conocido y repetido, “Donde están los ladrones”
¿Dónde están los ladrones?
¿Dónde está el asesino?
Quizá, allá, revolcándose en el patio del vecino
¿Y qué pasa si son ellos?
¿Y qué pasa si soy yo?
Y justo ahí se escuchó la voz de Carlos Alberto Ficicchia, AKA Charly Alberti, el baterista de Soda Stereo diciendo:
- El asesino soy yo – y la multitud aclamó ahora sí en forma unánime al baterista.
Charly Alberti, con guantes blancos, rodeó con una soga el cuello de la cantante colombiana, la podría haber estrangulado en ese mismo momento sí así lo quería, pero no, al fin y al cabo era todo un show, visto por cientos de millones de personas, un show muy yanqui, sí, pero un show al fin.
A continuación entonces Shakira empezó a cantar:
¿Dónde el streap tease?
Me pongo en bolas en la casa del vecino
Y eso fue lo que hizo ante el delirio de la multitud, se puso en bolas, haciendo un streap teases ante la multitud, un puertorriqueño que estaba relantando dijo “Shakira se ha vuelto loca”.
No estoy loca, es un acto de amor y sacrificio,
dijo la cantante cantando mientras la multitud continuaba su delirio,
es un sacrificio en homenaje a la quesoneada Jennifer Lopez
El baterista empezó a tocarle las tetas y la concha, a chuparselas y a lamerlas, mientras los dos se hacían cosquillas, uno tras otro, tras aquel juego, la cantante le saco los zapatos al baterista y empezó a chuparle, besarle, lamerle y olerle los pies, con gran salvajismo e intensidad, no faltaron las cosquillas.
Torture, sacrifice, torture, sacrifice
Gritaba la multitud exigiendo tortura y sacrificio, como si de un ritual pagano se tratase. Y eso fue lo que ocurrió, Shakira agarró un latigo y empezó a castigar a latigazos a Charly, no era algo violento, era algo suave, que no dolía, pero visualmente parecía un castigo, al contrario, era como si le diera cosquillas de placer en la espalda al baterista.
Al finalizar la flagelación, Charly agarró un enorme Queso y se lo tiró a Shakira, encima, que tras eso, se acostó, entonces se tiró sobre la cantante colombiana, era un diván como los que usaba los Cesares en Roma, y ahí, la plebe comenzó a gritar:
Sex, sex, sex, sex
Y sexo fue lo que le dio Charly a Shakira, la penetró por adelante y por atrás, con una furia como si de una relación sexual entre dos rinocerontes, el baterista parecía ser una máquina sexual imparable y Shakira, siempre quería más y más, para deleite de la multitud, que seguía gritando enfervorizada mientras sonaba el repertorio completo de Soda Stereo, sí no hubiera sido por una lluvia de Quesos.
Luego de que llovieron los Quesos, Charly Alberti gritó a la multitud:
- What do they want? live or die?
Y la multitud, con el pulgar hacia abajo como en la antigua Roma, no dijo Live ni dijo Die dijo:
- Cheese, cheese, cheese, cheese, cheese
Charly entendió el mensaje y como en el antiguo Oeste, a la usanza del Far West, condujo a Shakira a la horca, le puso la soga alrededor como un verdugo, aunque no era un verdugo sino un asesino, tiró el banco, y ahí, ¡raaaaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjj!, la soga se precipitó sobre Shakira, que quedó colgada, como en el viejo Oeste.
- Queso – dijo Carlos Alberto Ficicchia, AKA Charly Alberti, mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de la cantante colombiana.
La multitud gritó aún más, las Santillanas (cuatro mujeres con instintos robóticos exactamente iguales a María Laura Santillan versión 1991/92, como en la época de Fax), salieron al escenario y empezaron a bailar, para deleite de la multitud, mientras como en una coreografía aplaudida por el público, se llevaron el cadáver de Shakira.
La filmación de todo esto, llevada a cabo por el inefable Alfredo Jichcock, alcanzó niveles records de audiencia en todas las redes, bajo el simple título de “The execution of Shakira”, en los créditos sin embargo, Charly Alberti no aparecía como “el asesino” ni “el verdugo” sino como “el Quesón” (the big cheese) y Shakira, como la quesoneada (en inglés “cheesed”)
Así fue asesinada Shakira, ahorcada por el gran Carlos Alberto Ficicchia, AKA Charly Alberti.
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