He de decir que, el pequeño "Benjamín Leiva Ibáñez" siendo permanecedor de hace años en esa calesita y asustar a los demás niños, solo quería hacer amigos, pero no comprendía la realidad de otros planos, y èl... había quedado atrapado en uno de esos planos sin darse cuenta de ello, ya que a sus cinco años de vida, la había perdido por un descuido de sus padres al dejarlo ir solo a jugar ese día.
Se había subido a la calesita solo, y apretó el botón de inicio de la misma, él no sabía que estaba en reparación, ya que no estaba el encargado de hacerle la manutención, justo andaba en la hora de su colación.
Benjamín atravesó a la plaza desde su casa ubicada al frente, y sin mas pensarlo accionó tal botón. La calesita se puso en movimiento; él se subió al caballo percherón que tenía roto el fierro que lo sostenía.
Fue dar unas vueltas al son de una bella melodía, y sin pensarlo siquiera se vino abajo el caballo aplastando al niño, que pasó de plano al instante. Solo fue un rechinar de fierros y el pequeño quedó debajo del animal de bellos colores.
Sintió como flotaba el pequeño Benjamín, si era como un globo de colores de esos que él admiraba y muchas veces llevaba sujeto a su mano por una cuerdita, ahora él era libre.
El solo quería jugar, y sus padres estaban muy ocupados como cada día para poder acompañarlo.
Ahora los niños lo ven jugar solo en esa calesita, y alguna vez alguno de ellos, pensó, y le preguntó en su pensamiento; ¿puedo ser tu amigo? |