Me interne en sensaciones pasadas.

Donde todo era sorpresa.

Todo era inquietud, inseguridad, entusiasmo.

Nada se daba por hecho.

Uno debería descubrir los atajos.

Develando los tesoros que hallamos a cada paso .

Observar las reacciones ante los bellos senderos.

Retraerse cuando no se sentía seguro.

Los pasos en falso te hacían detenerte, meditar, dando un paso más.

Las sensaciones se deslizaban volando como mariposas de colores.

Los descubrimientos emocionaban.

Galopaba el corazón desbocado.

Las desengaños te aplastaban sin delicadeza.

Bastaba una mirada una sonrisa para extender de nuevo las alas.

Cómplices de sueños compartidos.

Compinche de travesuras jocosas que tentaban a reír sin parar.

Propietarios de proyectos disparatados.

Trepar por montañas en noches de luna llena.


Sumergirse en los cielos estrellados.

Donde las estrellas al verte te guiñaban los ojos.

Nadar en ríos cristalinos donde las truchas se desplazaban sin inhibiciones.

Ser parte de un todo.

Sentirse dueño de ese mundo mágico.

Construido con horas, con actitudes, con hechos, con fe, con amor.

Adolescencia eres la vitalidad, la creatividad.

No existían sueños que no se pudieran concretar.

CAL.COR