Una desnudez se anida en la garganta
como una trampa para no decir nada.
Pienso que quererte no fue buena idea,
habré tenido razones para no amarte,
pero nada hay que me las recuerde.
Hoy me ensordece la pulpa del silencio.
Cuando ando, diría que bostezan las puertas
y vuelvo a sentir mi costilla en su lugar
mientras leo a Proust y escucho a Strauss.
Tal vez mañana pinte libélulas verdes
y vuelva a traicionamos mutuamente
navegando la abundancia del desamor,
o tal vez, arme algún que otro rompecabezas.
Esos que tienen fantasmas desgarrados.
Texto agregado el 02-06-2021, y leído por 55
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Lectores Opinan
03-06-2021
Tendrías que entregar esa costilla, porque con el tiempo se vuelve molesta. Clorinda
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