Ese mensaje inesperado. La voz de mi pequeña prometiendo una tarde especial. Me puso en movimiento debo hacer algo rico. Unas horas entre las dos. Cuando el timbre se hizo sentir el bizcochuelo descansaba sobre la mesa. El perfume a naranja lo hacia apetitoso. Cuando mis pasos me llevaron a la puerta de entrada. Me enfrente con la tierna mirada de Cande. Su musical tono de las palabras acariciaron mi alma. Juntas irrumpimos en el departamento. Indignada Brisa desde el patio quería participar. Entre pastelitas de membrillo y bizcochuelo de naranja. El almíbar de sus relatos me llevaron por experiencias personales. “Habla, cuenta, sonríe” El destello de su mirada ilumina sus bellos ojos. Su entonación con sus matices crean un mundo que va descubriendo. Se despliega ante ella un ramillete de vivencias nuevas. Ellas le dan un sin fin de sensaciones. Pero tanto ella como yo sabemos que la única forma es arriesgarse. Atreverse a soñar es de valientes. Sabemos que podemos encontrar alegrías, algunas tristezas. Ese universo misterioso les puede conceder. ¡El verdadero amor! El cielo guie tus pasos para que la aventura de crecer. Sea un devenir de maravillosas emociones. CAL.COR
Texto agregado el 02-06-2021, y leído por 107 visitantes. (3 votos)