La fuente de canaleta
Escuchaba a mis nietas cantar muy entusiastas la canción: Baixant de la font del gat, una noia, una noia, baixant de la font del gat, una noia i un soldat. Pregunteu-li com se diu: Marieta, Marieta, pregunteu-li com se diu: Marieta de l'ull va. En ese instante sentí como retroceder en el tiempo y recordé la famosa fuente que se encuentra en los jardines Laribal. La fuente adquirió con el tiempo mucha fama que hizo que el periodista y autor teatral, Joan Amich, le dedicara una canción. La Marieta del ojo vivo. Que narra los amores de un soldado con Marieta. La fuente debe su nombre según los relatos de personas de esa época, que fue encontrada por un gato en 1815. Se cuenta, que en los días festivos, se realizaban bailes con los acordes de una manivela. Asimismo, alternaban el lugar soldados, criadas y personas de la clase trabajadora para armar tremendas fiestas. Pensé que esas reuniones cuantos amores y desamores habrían surgido. Alguien me contó que una chica, muy guapa, cada vez que la sacaban bailar ella decía que no, hasta que un porfiado joven, la estudio y se dio con la sorpresa que le falta media pierna derecha, no fue impedimento para el galán, pues poco a poco llegó al corazón de la jovenzuela. Dicen que en ellos nació un gran amor que los llevó al altar. Tuvieron muchos hijos, pero ellos seguían yendo a visitar a la misteriosa fuente. Volví a la realidad. Recuerdos, revoloteaban en mi mente, me puse confuso, hasta que pronto los verdaderos pensamientos que salían de lo más profundo de mí ser, desalojaron a los intrusos. Pensé que había dejado a mi querido Perú, para estudiar una maestría en Francia y me encontraba en Cataluña viviendo cerca de 40 años, canoso, con un hijo y mis dos nietas que veía de tanto en tanto. No tenía fortuna, pero me sentía feliz, esa felicidad que no se compra. Salí de mi casa, para despejar un poco la mente y sin darme cuenta pasé, por la biblioteca del barrio de San Antoni. Entré, como tantas veces, para leer alguna revista científica, no lo hice, esta vez fui a una de sus estanterías y saqué un pequeño libro que trataba sobre las fuentes de Cataluña. Vi muchas en el libro, cada una con una historia maravillosa, pero me detuve en la fuente de canaletas. Por una simple razón, fue la primera que vieron mis ojos al pisar el suelo barcelonés. Me enteré que, en la antigua ciudad romana de Barcino, sobre la cual se asienta Barcelona, tenía un eficiente sistema de canalización y la fuente original procedía de un depósito situado en la torre de San severo, de la antigua muralla medieval, que abastecía la zona de la Rambla y el Raval. En 1862 la antigua fue derribada y se instalaron otras de hierro. En 1888 se instaló la definitiva. En la actualidad los aficionados del Club de fútbol Barcelona, celebran sus trofeos ganados, tal como lo hace Madrid en la Cibeles. Salí de la biblioteca, sin rumbo, de pronto me encontré con La Ramblas de Cataluña, me acordé de la fuente y fui a verla. Me vino el recuerdo de la primera vez que la visité, y una señora que me observaba, sin darme cuenta que, al beber el agua, me dijo: No estaba acostumbrado a supersticiones. Experimenté una leve sonrisa al momento que comencé a dar vueltas por la famosa fuente y vi un letrero que decía: Si bebes agua de la fuente de canaletas os enamorareis de Barcelona por muy lejos que os marchéis, siempre volveréis. Fui a Paris, hace cuarenta años, pero solo duré un mes, empujado por esas fuerzas extrañas, incomprensibles, regresé a Barcelona. Vivo en ella, hasta estos días y no lo sé hasta cuándo.
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