La torcaza miró al helecho
en el centro de su huida
por los andamios de la vida
buscando abismos y cimas.
En la orilla de las sombras,
el helecho no la miro. Siguió
con su espesura y el sonido
de la lluvia que, tenue, lo rozaba.
Cual si fueran dos fantasmas
tejieron una red de apatía,
vacía de toda inútil promesa.
Solo eran dos soledades
en lo íntimo del crepúsculo.
Texto agregado el 26-05-2021, y leído por 56
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Lectores Opinan
27-05-2021
Hermoso paralelismo entre almas ayer unidas, hoy discordantes. Saludos, Sheisan